John Schlesinger
USA 1976
– se explica el argumento !!! –
En los setenta era una fan indiscutible del director inglés John Schlesinger (1926-2003). Ahora, aunque lo recuerdo con cariño, advierto en sus películas cierta fatiga y un uso molesto de los flashbacks. En este caso, Marathon Man está basada en la novela del mismo título de William Goldman, muy conocido sobre todo por «La princesa prometida».
Por un lado la película está muy bien. Por la elección de los tres actores principales: Dustin Hoffman, Laurence Olivier y Roy Scheider, por la planificación de escenas; tanto las de acción, como las de suspense-terror, así como el desarrollo de la personalidad del personaje de Hoffman/Babe. Mención especial para la escena de la entrada en el cuarto de baño para apresar a Babe. Así como, al nazi que compone Olivier , absolutamente terrorífico en su austeridad interpretativa
Sin embargo, la película acaba naufragando por varias razones: 1) hay un planteamiento inicial demasiado disperso, tirando en demasiadas direcciones e intentando despistar al espectador como recurso narrativo, que es válido pero desorientante. 2) la historia no admite reflexiones en profundidad, ya que se cae por todos lados. 3) todo el argumento es efecticista y sólo funciona si no lo analizas.
La historia va de un criminal nazi escondido en ese momento en Uruguay y responsable de un campo de exterminio, que a través de su profesión de dentista se hacía con las piezas dentales de oro de los judíos y que además obtenía diamantes. El hermano del nazi vive en Nueva York y guarda en una caja de seguridad las piedras, que va enviado poco a poco al país sudamericano a través de personas de confianza. La muerte accidental del hermano después de una ingeniosa y brillante subtrama, desata la paranoia del nazi que empieza a matar a diestro y siniestro a sus contactos y decide presentarse en Nueva York para hacerse con su botín. Hoffman es el hermano de un contacto y sus caminos se cruzan…
Todo este planteamiento en principio parece supercorrecto pero, me es imposible creer que desde dentro de un campo de exterminio pudiera hacerse con tantísimos diamantes. Dado que la gente que entraba en un campo, ya no salía, no veo cómo podía negociar con nadie. Y caso de que hubieran llevado las piedras encima, hubiera sido lo único que no se hubiera destruido en los crematorios a 800/1000ºC (4.000ºC es el punto de fundición de un diamante). El escritor podría haber planteado algo más modesto, como en la película «Plan oculto» (2006) que el nazi, que también tiene una caja de seguridad en un banco, a pesar de su mejor posicionamiento en el ejercicio de robar y matar, tiene en definitiva, una cantidad ridícula de diamantes.
Por no decir que me parece improbable:
-que no tuviera que compartir sus beneficios con sus compañeros,
-que atribuir esa capacidad de rescate en riqueza a los judíos, durante la depresión alemana es además peligroso y contraproducente, ya que da argumentos a la idea nazi que los judíos acaparaban el capital
-que me parece que el montaje de contactos, guardespaldas, sicarios y escondite es muy caro
-que cada cuanto sacaba diamantes del banco para sufragar sus gastos, su contenido menguaba
-que la escena del recorrido por el barrio judio de los diamantes de Nueva York para conocer su precio es absurda, sólo sirve para ver cómo sigue matando judíos.
-que no sé cómo cabe un cuchillo recto en una pulsera redonda
-que no entiendo que vaya al Banco sólo y envíe a cuatro personas a matar a Babe
etc.
Una buena película conseguiría que estos detalles no me importaran, por por alguna razón, me importan.
Lo que me ha dejado un muy buen sabor de boca es el final, cuando Babe no quiere los diamantes y además los tira, que en estos momentos en los que la avaricia de los que han podido enriquecerse y la cultura del dinero como único bien posible, demuestra una superioridad moral que hace tiempo no vemos en ninguna manifestación cultural.
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