Al Este del Edén, 1955

«Al Este del Edén»  (East of Eden)

Elia Kazan
USA 1955

v.o.s.
color (Warner color) y CinemaScope

Peliculón de aquellos que hay que tener el día para ver. Dramatismo a raudales, personajes torturados y necesitados de psicoanálisis, referencias bíblicas … la gran novela americana.
Basada en la obra del Nobel de 1962 John Steinbeck y adaptada de forma resumida dejando solo la última parte, ya que la novela se inicia con la Guerra de Secesión y tiene aspectos más amplios. Aquí entre que la han dejado como un folleto de la historia y ciertos aspectos tampoco los explican bien por la censura, es como un milagro que los espectadores entiendan la función. No hay como la imaginación.
Claro que, pongamos que el argumento es lo de menos: está James Dean haciendo lo que él hacía bien, de chico torturado por saber si es bueno o malo. Y viendo al malogrado actor que llena toda la pantalla con su personalidad incomprendida tenemos bastante. Como pasaba con los actores del Actors Studio se mueve mucho, ahora toca una cosa, ahora otra, no para de moverse, casi marea. Diálogo no tiene demasiado. Y la verdad está superlativo, pero también es un estilo que puede cansar a la larga. Claro que el pobre de Dean sólo hizo tres películas y con esas no nos cansamos nunca.
Los demás actores están también muy bien Raymond Massey como el padre, Julie Harris como la chica y Burl Ives en un papel secundario. Todo ello seguramente es mérito del director Elia Kazan que sabía merendarse estos dramones. La dirección es muy buena, con encuadres muy bien estudiados (algunos ladeados para mostrar la inarmonía y tensión), así como algunas escenas magníficas, como por ejemplo: la del sauce después de la pelea. En general una gran dirección.
La música de Leonard Rosenman tiene una melodía muy identificable.
Como curiosidad, por James Dean, por los actores y por la dirección vale la pena verla.

Esplendor en la hierba, 1961

«Esplendor en la hierba»  (Spendor in the Grass)

Elia Kazan
USA 1961

v.o.s.
color

En Kansas en 1928 unos jóvenes (Natalie Wood y Warren Beatty) en su último año de instituto se sienten plenamente enamorados y ansiosos de progresar físicamente en su relación. Sin embargo, los códigos morales de la época, la educación materna, las barreras sociales… impedirán que la relación prospere. El chico actúa desde la desorientación y la torpeza, y la chica acabará con un colapso nervioso.
Si la historia se limitara a la relaciones amorosas de los dos chicos podría ser bastante banal, pero, dado que se encuentra además inmersa en el cambio de paradigma: antes de la Depresión/después de la Depresión con una mirada a la locura de boom ecónomico en las acciones antes del crack, el personaje de la madre de ella con todas sus represiones sexuales, o el padre de él, magníficamente interpretado por Pat Hingle (oír en versión original) cuya cojera era real al haber sufrido un accidente previo o durante el rodaje.
Personalmente no me siento demasiado cómoda con la pareja Natalie Wood / Warren Beatty (en su primer papel), pero están bien y Elia Kazan sabe dirigirlos y al mismo tiempo crear una película de una indudable solidez, como él acostumbraba a hacer siempre.

Nota: Es increíble que a la pobre Natalie Wood que le daba pavor el agua (finalmente moriría ahogada como había predicho una gitana a su madre), le hiciaran rodar tantas escenas acuáticas: aquí la bañera y la cascada, como también le sucedió en «Propiedad condenada«, 1961

El título de Esplendor en la hierba pertenece a un verso del poeta William Wordsworth.

El último magnate, 1976

«El último magnate»  (The Last Tycoon)

Elia Kazan
USA 1976

v.o.s.

Hacía tiempo que no veía una película con tantos talentos dentro y que fuera tan mala. No me lo explico. Fue la última cinta del director Kazan (67 años), así que igual estaba muy enfermo, pero no, murió en el 2003. 
Basada en la novela de F. Scott Fitzgerald y con guión de Harold Pinter. La historia está inspirada en el productor del Hollywood clásico Irving Thalberg hacia los años 30.
En el filme vemos un estudio de cine dirigido por un carismático productor,  Monroe Stahr (Robert De Niro) perfeccionista y demasiado hermético, cuyas andanzas son contempladas con suspicacia por los dueños del estudio (Robert Mitchum, Ray Milland) que se resignan ante el rotundo ojo clínico para el éxito del productor. Mientras, vemos por un lado cómo Monroe pone orden en las escenas de una película que estan rodando con Tony Curtis y Jean Moreau, reflejando ese mundo de Hollywood ya perdido, pero por otro lado, vemos cómo la propia película de Kazan se desmorona en una colección de escenas indignas del gran director.
Se supone que la película que ruedan dentro de la película con Tony Curtis y Jeanne Moreau es una especie de Casablanca, pero en realidad es como un engendro horroroso en el que los dos actores están espantosos y lo hacen peor que si hicieran una parodia.
Monroe se mueve entre dos féminas, Theressa Russell y Ingrid Boulting, entre las cuales es difícil definir cual lo hace más mal y que pintan esas dos relaciones absolutamente indigestas en la historia. Monroe se enamora de Kathleen (Ingrid) como el que se enamora de un cuadro y quiere tenerlo. Ella es la cosa más mona y sosa que pueda imaginarse, y la relación que tienen lo más enervante que pueda soportarse.
Hacia el final aparece Jack Nicholson como un representante sindical, en unas escenas mal planteadas y peor resueltas. Cabe decir que Robert De Niro es el que sale mejor parado de todo este desastre, en el que parece que los actores no saben ni donde están, ni para que los han contratado. Lamentable punto y final para la carrera de Elia Kazan.

Un tranvía llamado Deseo, 1951

«Un tranvía llamado Deseo»  (A Streetcar named Desire)

Elia Kazan
USA 1951

v.o.s.

Basada en la conocida obra de teatro de Tennessee Williams (Columbus, Misisipi 1911-1983). Williams fue un dramartugo inmensamente representado desde los años cuarenta hasta hace poco. En veinte y cuatro años se pusieron en cartel en Brodway diecinueve obras suyas. Muchas de ellas se llevaron a la pantalla con actores y directores de primera fila. Sus orígenes, sus circunstancias familares: su hermana pasó gran parte de su vida en instituciones mentales y además fue víctima de una lobotomía que la dejó como un vegetal. Todo ello sumado a su homosexualidad en un momento en gran represión social dio como resultado una obra que se enmarcaría en lo que se conoce como gótico Sur, donde predominan los ambientes cargados, opresivos, asfixiantes con personajes al límite, atrapados en personalidades violentas, reprimidas o próximas a la locura. Quizá la única obra con interés actual sería «El zoo de cristal» casi absolutamente autobiográfica.
Todo ello en su momento resultaba muy atractivo y transgresor: poner al descubierto la verdadera naturaleza de las pasiones y todos sus componentes oscuros. Ahora, resulta demasiado morbido y excesivo. Hay una cierta complacencia en regodearse en ambientes malsanos. No cabe duda que todos estos temas son de difícil actualización. Sin embargo, permiten grandes alardes interpretativos, algo que a los actores les resulta inestimable por lo que seguramente se seguiran viendo sus obras en el futuro, más por el lucimiento en la actuación, que por el contenido del papel.
En «Un tranvía llamado Deseo», Blanche Dubois=Vivien Leigh llega a Nueva Orleans para instalarse provisionalmente en casa de su hermana Stella=Kim Hunter que está casada con Stanley=Marlon Brando, un trabajador de origen polaco atractivo y violento. Las hermanas Dubois son de buena familia del sur y tenían una propiedad ya perdida. Blanche vive a medio camino entre el pasado y el presente en un estado próximo a la locura por sus recuerdos y por su vida junto a Stella y Stanley. Stanley es un hombre muy inestable y con grandes arrebatos de ira, del que Stella está muy enamorada, al que le resulta imposible soportar las ínfulas y tonterías de Blanche. Todo se lleva al límite para que estalle.
Verdaderamente lo que se cuenta puede resulta muy lejano y espantosamente claustofóbico. Ciertos comportamientos como la violencia sexual de Stanley, si además lo interpretaba Brando, contenía mucho atractivo que afortunadamente se ha perdido, ya que no es más que la habitual violencia machista que suele acabar muy mal. No hay más que intentar imaginar esa misma situación con veinte años más y sin ningún enamoramiento.
Así pues, lo único que nos queda son: la puesta en escena por parte de Elia Kazan, que es correcta y las interpretaciones que son extraordinarias. Pensaba que me gustaría más Marlon Brando, que compone un arquetipo mítico, pero me resulta imposible encontrar algún elemento positivo en su personaje. Las que sin duda están magníficas son ellas; Kim Hunter y Vivien Leigh que se llevaron un Oscar a la mejor interpretación junto con Karl Malden y la mejor dirección artística en blanco y negro. Ganó cuatro de las doce nominaciones que tenía.
Película a revisar por motivos de interpretación, así como históricos y sociológicos.
Anexo
El título de la obra tiene un contexto bastante poético. Cuando Blanche llega a Nueva Orleans en tren tiene una dirección y necesita coger un tranvía que en lugar de número tiene nombre: Deseo, luego hacer un transbordo en otro llamado Cementerio para llegar finalmente a un lugar llamado Campos Eliseos. Es decir, simbólicamente un periplo por la vida, la muerte y el Más Allá. (Well, they told me to take a Streetcar named Desire… and then transfer to one called Cementeries… and ride six blocks and get off at Elysian Fields).

Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 45 en 1998
puesto 47 en 2007

La ley del silencio, 1954

«La ley del silencio»  (On the Waterfront)

Elia Kazan
USA 1954

blanco y negro / v.o.s.

Después de ver «Toro salvaje» (Martin Scorsese, 1980) tenía la sensación de que todos estaban pensando en esta película y en Marlon Brando. A pesar de que Toro salvaje no me ha gustado, comentaba, haciendo un símil literario que Toro salvaje es James Joyce y La ley… es Dostoyevski. En este sentido la película de Scorsese es mucho más moderna: todo es sugerido, mientras que en La ley hay una imposición en las conclusiones que viene del guión y la dirección. Nosotros no elegimos, todo se nos da hecho… y eso es una limitación.
El argumento trata del control de una parte del puerto por un grupo mafioso. Ellos dictan sus leyes y en caso de desacuerdo por parte de algún trabajador es eliminado. Terry Malloy=Marlon Brando es un joven no demasiado inteligente, exboxeador y poco trabajador que malvive cerca del apoyo de su hermano Charley=Rod Steiger que trabaja para la mafia. Terry colabora con ellos sin pensar demasiado, hasta que se produce un asesinato con su ayuda y la hermana del muerto, Eva Marie Saint, exige conocer la verdad. Terry se enamora de ella y sus lealtades empiezan a no estar claras.

La película cuenta con un gran reparto encabezado por un siempre genial Marlon Brando (cómo es posible que fuera tan bueno), pero todos los demás están a su altura. Suele olvidarse que, en la famosa escena entre los dos hermanos, la réplica la da Rod Steiger, de forma también soberbia.
Cuenta ademas con un gran guión, música de Leonard Bernstein, estupenda fotografía y una superior dirección. Una película contundente y recomendable.

El AFI la tiene situada en el puesto 8 de la lista en 1998 y en el puesto 19 en 2007.

Un rostro en la multitud, 1957

» Un rostro en la multitud » (A Face in the Crowd)

Elia Kazan
USA 1957

(en v.o.s.)

Se trata de uno de los títulos menos conocidos de la filmografía del controvertido (por su colaboración con la caza de brujas del senador MacCarthy) y gran director Elia Kazan (1909-2003), del que acabo de comprobar con sorpresa que sólo dirigió 21 títulos.
En este caso lo más importante es la historia de Bubb Schulberg, ya que la dirección es bastante convencional, con una fotografía en blanco y negro muy anodina y el tratamiento del tema es quizás algo guiñolesco y poco sutil, sin duda para que el mensaje llegará con toda claridad. Aunque me gusta la contraposición de la caída del personaje y la bajada del ascensor.
Un hombre malvive vagabundeando por pequeñas ciudades de Arkansas con una guitarra entre los bares y la cárcel por alboroto, cuando conoce a una locutora de radio (Patricia Neal) que tiene un programa llamado «Un rostro en la multitud». Inmediatamente ella queda cautivada por su personalidad, locuacidad y capacidad de seducir a la gente. A partir de entonces Larry «Lonesome» Rhodes = Andy Griffith inicia una fulgurante carrera de comunicador, primero en la radio y después en la televisión local y nacional. Su popularidad no deja de crecer y los políticos empiezan a interesarse por él, tanto por cómo podrían utilizarlo o simplemente para que les enseñe a convencer a las masas. Pero Larry es un hombre inestable que ha subido demasiado rápido y no ha dudado en aprovecharse de cuantos le rodean. Bastan un fallo para que todo se desmonte.
Tienen papeles secundarios, un sorprendente intelectual Water Matthau: en un arquetépico concienciado escritor, Lee Remick como jovencita alocada y menos interesante Tony Franciosa como el representante oportunista.
Queda perfectamente claro todos los mecanismos del populismo para ganar audiencia, así como el engaño en la publicidad, cualquier tipo de uso de los demás para provecho personal, de cómo los políticos están a la que salta para beneficiarse de cualquier movimiento popular, el fenómeno de las fans adolescentes, etc. Parece mentira que ya en 1957 se pudieran explicar los mecanismos de éxito en televisión en relación a la presentación personal y la imagen, por los que se siente muy interesado un político de la película y al mismo tiempo, recordemos cómo en las elecciones de Estados Unidos de 1960, se enfrentaron por televisión Nixon y Kennedy y de hecho éste último ganó las elecciones gracias a su buena imagen en contra de la pésima impresión física televisiva de Nixon.