Deseo, 1936

«Deseo»

(Desire)

Franz Borgaze

USA 1936

blanco y negro

v.o.s.

 

Con un argumento de esos sin mucho sentido, salvo el de poner juntas a dos estrellas de la talla de Marlene Dietrich y Gary Cooper. Guapos los dos por separado, porque como pareja no acaban de funcionar.

 

El hombre que sabía demasiado, 1934

«El hombre que sabía demasiado»  (The Man Who Knew Too Much)

Alfred Hitchcock
Reino Unido 1934

v.o.s.

Hitchcock dirigió esta cinta en blanco en negro en su etapa inglesa. Después volvería a rodarla en color en Estados Unidos en 1956. Entre una y la otra hay bastante diferencia. Desde luego sorprende que tratándose de la misma historia, el nuevo guionista de la segunda supiera evolucionarla y le diera mucha más consistencia.
En esta versión de 1934 destaca la fotografía y la composición de planos que eran como un ensayo de lo que después sería el director, y el sentido de humor.  El argumento es un poco pobre y confuso, y algunos actores están demasiado cerca del cine mudo. 
Sin embargo, la sola presencia del actor Peter Lorre, por el que siento un especial aprecio justifica la función.

El malvado Zaroff, 1932

«El malvado Zaroff»  (The Most Dangerous Game)

Irvin Pichel, Ernest B. Schoedsack
USA 1932

v.o.s.

Película entre el terror y la aventura que plantea el tema de que el hombre sea objeto de caza como un animal. Argumento ya clásico tratado de varias maneras en el cine
En una pequeña isla habitada tan solo por el conde Zarfoff y sus criados cosacos, todo está dispuesto para atraer a embarcaciones a su destrución para que el conde se entretenga después cazando a los supervivientes. En estas mismas condiciones llega nuestro héroe (Joel McGrea) que es un cazador experimentado y en el que Zarfoff ve a un posible compañero.
Rodada en los albores del cine hablado, está rodada por supuesto en blanco y negro y con la precariedad del momento, en cuanto a escenas por la selva. Sin embargo, tanto el mensaje como la realización son modélicas y presta a convertirla en una película de serie B de culto. 
El otro día viendo la película «Zodiac» se hacía referencia a esta cinta y se mencionaba una frase: «En la incongruencia de la civilización, a la bestia de la selva que mata para sobrevivir la llaman salvaje, y al hombre que mata por placer, le llaman civilizado».

Cumbres borrascosas, 1939

«Cumbres borrascosas»  (Wuthering Heights)

William Wyler
USA 1939

v.o.s.

Es inevitable verla en clave de que ha estado en la lista de las 100 mejores películas AFI. Ahora ya no lo está y con razón.
Igual que pasaba con Anna Karenina, se trata de una novela (en este caso de la inglesa  Emily Brontë) muy llevada al cine y que sobre el papel no presenta excesivas dificultades. Sólo se trata de encontrar a los actores adecuados, sobre todo a los dos protagonistas. 
En esta versión puede considerarse la elección de Laurence Olivier y Merle Oberon como adecuada, pero tampoco acaban de funcionar. Al estar rodada en estudio la sensación es teatral, un poco acartonada. Además falta ese punto de locura romántica necesario, así como es poco fiel al texto, quedando reducida a su mínima expresión.
A director William Wyler no lo veo por ningún sitio. Adaptación correcta pero del todo insuficiente. 
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 73 en 1998
no figura en 2007

*

La bestia humana, 1938

«La bestia humana»  (La bête humaine)

Jean Renoir
Francia 1938

v.o.s.

Para llegar a esta película he hecho un camino al revés. Hace algunas semanas intenté ver una cinta de Fritz Lang «Deseos humanos» (Human Desire, 1954) que es un remake para el gusto americano de la película de Renoir, ambas a su vez basadas en la novela del escritor francés Emile Zola.
No pude ver el trabajo de Lang, me resultó imposible. Una historia que no se sostiene por ningún lado y unos actores (Glen Ford y Gloria Grahame) que tampoco ayudaban.
Julien Carette con el cigarrillo en la boca

Cuando empecé a ver la adaptación de Renoir me acordé y pensé que me pasaría lo mismo, con el agravante que hasta ahora el cine del director francés (hijo de célebre pintor del mismo apellido) y yo,  nunca hemos hecho buenas migas. Pero, sorpresa.

Sigo pensando que el argumento no se aguanta por ningún sitio y la motivación de los acontecimientos es forzado. Sin embargo, Renoir hace varias cosas, todas ellas afortunadas. Primero los actores: todos ellos tienen aspectos tiernos que los hacen entrañables. Además el reparto es muy acertado, con Jean Gabin y Simone Simon a la cabeza. Sin olvidar a un inolvidable Julien Carette como compañero del protagonista, que se merienda la función. Y además, una pequeña intervención del propio Jean Renoir en un papel muy agradecido.
Jean Renoir interpreta a Cabuche

La propia realización está muy cuidada, tanto la fotografía en blanco en negro, como las tomas del tren en circulación. Así como el detalle de la vida cotidiana de los ferroviarios en su lugar de descanso o ambientes secundarios, como la visita a la madrina.

Anna Karenina, 1935

«Anna Karenina«

Clarence Brown
USA, 1935

v.o.s.
95 min.

Tenía yo esta versión en casa que no había visto de la gran Greta Garbo que nunca me decepciona, pero aquí sí lo ha hecho. Está ausente.
La Garbo ya había interpretado a Anna Karenina en 1927 con John Gilbert como oponente en cine mudo que desconozco cómo resultaba. El caso es que en esta versión actúa de una manera demasiado contenida, es como si no estuviera.
Vronski es Fredic March, que está guapo y parece el hermano pequeño de Erich von Stroheim cuando lleva el uniforme. El marido es Basil Rathbone, quiza demasiado malvado. Y el hijo es Freddie Bartholomew que como era un estrella de dan más papel y su presencia es más evidente.

Adaptación correcta que peca de estar demasiado al servicio de lo que quiera la Garbo. Curiosamente es esta versión la que más se parece a la de 2012.

Anna = Greta Garbo
Guapa pero ausente
Vronski = Fredric March
bien
Karenin = Basil Rathbone
regular – un tono demasiado malvado
niño Sergei = Freddy Bartholomew
bien – mucho actor para tan poco niño
Kitty = Maureen O’Sullivan
bien
Gyles Isham = Levine 
un señor rural que destaca por su tosquedad, aquí se pasea casi todo en metraje de chaqué o vestido para una fiesta

Horizontes perdidos, 1937

«Horizontes perdidos»  (Lost Horizon)

Frank Capra
USA 1937

v.o.s.
blanco y negro

Basada en la popular novela de James Hilton del mismo nombre y publicada en 1933.
Con el mundo a las puertas de una nueva guerra, un diplomático inglés (Ronald Colman) evacua a los últimos occidentales en un aeropuerto de China (los chinos que quieren huir se quedan en tierra y que les pase lo que Dios quiera). El avión es desviado de su ruta y sus pocos pasajeros llegarán a un lugar perdido en los Himalayas y el tiempo: Shangri-La, donde la gente es feliz y no envejece.
Todo esto parece muy bonito y muy del estilo que le gustaba a Frank Capra, pero no soporta ni el más nínimo análisis:
Shangri-La es un lugar maravilloso para los blancos. Allí la sociedad parece estar dividida entre los amos blancos y los sirvientes nativos locales, que no tienen queja porque están mejor de lo que estarían en cualquier caso. Pero es una sociedad clasista. Además cambian oro por bienes materiales típicamente occidentales como cuadros y objetos varios de nula necesidad en ese ambiente. Por otra parte, ese oro que poseen al parecer no es objeto de deseo por nadie.
El diplomático inglés es pacifista y la contemplación de Shangri-La lo reafirma en sus posiciones. Lo que nos lleva al pacifismo inglés que a Hitler le iba de perlas y fomentaba. La cuestión era que todos debían abogar por la no lucha, menos él que ya se lo mendendaría todo sin oposición. Por lo que era una tesis muy espinosa. 
Todo muy bonito, pero muy manipulador también con sutil ideología faszoide.

La isla del tesoro, 1934

«La isla del tesoro»  (Treasure Island)

Victor Fleming
USA 1934

v.o.s.
blanco y negro

Una de las primeras adaptaciones para el cine sonoro de la popular novela de aventuras de Robert Louis Stevenson del mismo título y publicada originalmente hacia 1881.
A pesar de las limitaciones del momento, en cuanto a lo que representaba en esos inicios del sonoro rodar una película de aventuras y la imposibilidad de usar el color, quizá, tan necesario para esta historia, la película tiene una vitalidad y energía que la convierten en una obra muy apreciable.
Por un lado están los intérpretes: Wallace Beery como Long John Silver (una acertadísima elección) y Jim Hawking como Jim, una especie de niño prodigio del momento que ya había cosechado un gran éxito junto también con Beery en «El campeón» (The Champ, 1931), aunque a mí, lo mismo que me pasa con Shirley Temple, me parecen niños que son como adultos reducidos.
Por otro lado el tono, más difícil de lo que parece de encontrar. Al inicio hace su aparición el pirata Billy Bones, interpretado por un siempre magistral Lionel Barrymore. Es la maldad en persona, pero nos es presentado en forma de caricatura: con una verruga en la cara, una coleta ridícula y sonándose las narices de forma explosiva. No se nos oculta la vileza de los piratas, pero se enmascara con un tono de comicidad y de inocencia procedente de los ojos del niño que la contempla. Encontrar ese tono necesario para explicar la historia es otro de los puntos fuertes de esta adaptación.

Lo mejor es lo malo conocido, 1931

«Lo mejor es lo malo conocido»  (Rich and Strange)

Alfred Hitchcock
Reino Unido, 1931

v.o.s.

Película muy próxima al cine mudo, no solo ya por la presencia de intertítulos, sino por la propia fecha. Aunque el cine del director británico siempre resulta mucho más visual que de diálogos.
Argumento basado en una novela previa trata de un matrimonio humilde que de pronto goza de medios para realizar sus sueños y estos los llevan por el mal camino.
La historia es un poco extraña con un protagonista al que odiaremos inmediatamente y un desarrollo muy desigual, tanto a nivel narrativo como visual.
Si bien la película es un trabajo menor y sin el elemento del suspense tan característico del director, hay en ella momentos muy bien solucionados: al principio toda la escena del metro, entre otros. Así como otros momentos extraños como el barco rescatador chino.

La pequeña princesa, 1939

«La pequeña princesa»  (The Little Princess)

Walter Lang
USA 1939

v.o.s.
color Technicolor

Con un color que al principio parece producto de la coloración posterior, pero que en realidad es original. Basada en un novela de la británica Frances Hodgson Burnett (El jardín secreto), siempre en clave de glorificación de la época victoriana.
En Inglaterra en tiempos de la reina Victoria, una niña acomodada debe quedarse en un internado porque su padre militar es movilizado para la guerra de los Bóeres en Sudáfrica. El posible fallecimiento del padre en la contienda hace que la niña se convierta en pobre y se vea expuesta a toda clase de maltratos.
Película para la mayor gloria de la niña prodigio Shirley Temple que en rigor lo hace bien, pero parece una señora mayor reducida. El ambiente es británico y en general se ve como esas historias de desventuras infantiles tipo Dickens.

Siempre Eva, 1937

«Siempre Eva»  (Stand-In)

Tay Garnett
USA 1937

v.o.s.

Los banqueros de Nueva York están pensando en cerrar unos estudios de cine que administran en Hollywood (como sucedía en la realidad), pero en el último momento el responsable financiero (Leslie Howard) se propone el desafío de rentabilizarlo y no malvenderlo. Se traslada a la costa californiana y se enfrentará al loco mundo de cine, que acabará entendiendo y amando.
(cartel 2) *
Bajo el aspecto de una comedia vemos el trasfondo de la producción de cine con bastantes elementos de la realidad del momento. Es bastante divertida y sólo hacia el final pierde un poco el ritmo y acaba de forma algo brusca.
Leslie Howard era un actor encantador, recordado para siempre como el Ahsley de Lo que el viento se llevó y que murió tempranamente en 1943. Leslie siempre favoreció (por ejemplo: El bosque petrificado, 1936) la carrera de otro de los grandes, Humphrey Bogart, que aquí aparece en un papel de comedia en el que se desenvuelve perfectamente. Inenarrable cuando entra por primera vez en pantalla llevando un perrito en brazos.
* cartel 2 = con el tiempo fue más rentable hacer un cartel con Bogart como reclamo, aunque no era el protagonista.

La reina de Nueva York, 1937

«La reina de Nueva York»  (Nothing Sacred)

William A. Wellman
USA 1937

v.o.s.
color

El reportero de un periódico sensacionalista (Fredric March) intenta redimirse después de conocerse una historia falsa. Se entera de un caso de una chica (Carole Lombard) en un pueblo perdido afectada de contaminación por Radio y con poco tiempo de vida. Va a buscarla para traerla a Nueva York y hacerla reina por un día. La chica en cuestión no tiene nada. Había sido diagnosticada por error, pero eso sí, tiene una ganas locas de conocer la gran manzana. Todo ello en clave de comedia.

La película es en color, pero a pesar de que la he visto ahora, me viene a la memoria en blanco y negro.

A pesar de que es divertida, la película tiene un problema tremendo y es el cambio de mentalidad en el público. Lo que nos cuentan no tiene gracia. No hay manera de arreglarlo. 
Este problema ya es evidente en el remake realizado en 1954 «Viviendo su vida» (Living It Up) con Dean Martin y Jerry Lewis, siendo la reportera Janet Leight. Donde exageran los extremos cómicos, pero el resultado también es desafortunado. Yo la ví sin saber la conexión no hace mucho y no pude terminarla.