The Young Pope, TV Serie, 2016

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creada y dirigida por Paolo Sorrentino

TV Serie
Italia 2016

temporada 1 (y única ?)
10 episodios de 1 hora aprox.

v.o inglés.s.

Esta serie resulta una completa sorpresa, en parte buena y en parte no. De alguna manera si se repasan algunas películas de Sorrentino (La juventud, La gran belleza) no resulta tan sorprendente.
El argumento va de que la elección del Papa de Roma recae en un estadounidense Lenny Belardo (Jude Law) joven y atractivo, por creer que será fácilmente manipulable, pero en realidad nadie sabe exactamente cómo es. Todos se llevan una sorpresa mayúscula al descubrir que se trata de una persona integrista, retrógada y con una intención de llevar al papado a una etapa desconcertante.
Con el tiempo y los últimos episodios su actitud se va suavizando y pueden advertirse cambios en su manera de actuar. Así como frente a las personas que le rodean.
Hay que decir que todo el planteamiento y tratamiento es muy original. El guion está muy bien escrito y todos los secundarios están fenomenales. Mención especial para Silvio Orlando como cardenal Voillelo, o nuestro Javier Cámara como Gutierrez. Todo ello forma un conjunto de elementos que hacen la serie bastante atractiva.
Sin embargo, no sé exactamente que es lo que nos quiere decir Sorrentino. Es difícil encontrar en tono, el sentido. ¿Quiere que pensemos que el Papa es un Santo? ¿qué es un capullo? ¿qué lo que hace está bien?
Desde luego a mí este Papa no me ha gustado en absoluto, no en cuanto a Jude Law, sino en cuanto al carácter que muestra. Muy antipático y desagradable, aunque guapo. Se podría pensar que si Cristo volviera a la Tierra sería como el Papa Pío XIII ante la sorpresa de la gente. Puede que sí, pero sería ese Cristo que describe el filósofo Bertrand Russell en «Por qué no soy cristiano».
En cuanto al tono, lo he encontrado y es el único nicho narrativo en el que puedo colocarlo: ciencia ficción. Todos los personajes son como extraterrestres, con unos comportamientos singulares y códigos inexplicables y morales contradictorias, que yo las percibo como si fueran los habitantes de otro planeta. Casi todos, todos, son personas traumatizadas y prisioneras de problemas personales. La mayoría de cosas que vemos son inaceptables, como que el Vaticano dicte justicia blanda a una persona que merece la cárcel, que crean que pueden decirle a la gente lo que deben hacer como si vivieramos en una Edad Oscura, o esa exhibición de poderío y riqueza en una Iglesia supuestamente para pobres, etc.   Alucinante.
Al final del último episodio aparece la palabra The End, con lo que se supone es la única temporada.

La juventud, 2015

«La juventud»  (Youth – La giovinezza)

Paolo Sorrentino
Italia 2015

v.o. inglés.s.

Seguramente hay quien pensó que el cartel de la película podría ser un reclamo para tener más público (espectadores que luego se sentirán estafados). En mi caso funcionaba al revés: un par de viejos verdes en busca de jovencitas. No me interesaba. Afortunadamente he podido pasar del cartel (que ilustra un momento pasajero y fugaz) y verla y me ha complacido casi por completo.
Dos amigos y parientes: un director de música retirado (Michael Caine) y un director de cine con una cinta en proyecto (Harvey Keitel) pasan unas vacaciones en un balneario en Suiza. Allí se encontrarán con diversas personas y situaciones que provocarán sus reflexiones… de personas ya en la vejez. 
El tratamiento, representación y punto de vista resultan estimulantemente novedosos y contiene abundantes reflexiones interesantes. Además cuenta con el apoyo de otros intérpretes igualmente interesantes y destacaría en un breve, pero sustancioso papel a una deliberadamente envejecida Jane Fonda.

La gran belleza, 2013

«La gran belleza»  (La grande bellezza)

Paolo Sorretnino
Italia 2013

v.o.s.

Cuando se estrenó «La Dolce Vita» en 1960, Paolo Sorretino el director y guionista de «La gran belleza» no había nacido, y cuando lo hizo «Roma» en 1972 tenía dos años. Es decir, que no vivió esa época descrita por las dos películas de Federico Fellini y seguramente todo ello le puede caer lejos, pero no, ya que su cinta parece la continuación y la síntesis de las dos obras fellinianas transcurridos cuarenta años.
Lo paradójico es que nos encontramos casi con los mismos personajes, como si la sociedad romana de la alta sociedad no hubiera cambiado, simplemente ha envejecido. Resulta extraña la primera e hipnótica escena con un montón de ancianos bailando de forma enervante y acelerada.
«La gran belleza» es una película atractiva e interesante que no puedes dejar de ver con el influjo de que le han dado el Oscar a la mejor película extrajera de este año, con todas las expectativas que ello genera. Cuando la empiezas a ver sientes una cierta perplejidad por como está narrada y lo que cuenta. Una vez terminada, sientes incluso que has de verla otra vez para abarcar su extensión, pero ha medida que pasan las horas ese deseo se diluye y deja paso a un sentimiento de desagrado.
Creo que se trata de una cinta hasta cierto punto innovadora en cómo está contada, pero el fondo es profundamente superficial, banal y frívolo. Es el punto de vista de una clase ociosa y malcriada, que tiene unos conceptos sobre el arte y la belleza que les crean la ilusión de ser superiores, pero que en realidad son insoportables. De alguna manera la historia ya cuenta eso, pero de una manera que puede seguir alimentando la fantasía de esas personas.
Igual que pasaba con «Roma» la convivencia de la clase alta con la Iglesia católica es extraña y repulsiva. Tampoco entiendo como «la Santa» se aviene al besamanos y a tener una cena con la alta sociedad. La excusa de que es una admiradora de Jep como escritor es demasiado pobre. A comparación me pareció mucho más interesante el genial desfile de moda eclesiástica que aparece en «Roma».
El personaje de Jep (Toni Servillo) y su intérprete es un gran acierto, aunque no puedo evitar pensar que se trata de una trasposición del propio Paolo Sorretino con sus 43 años en lugar de los 65 del personaje y al que atribuye unas posibilidades físicas (beber, bailar, estar de fiesta cada noche) lejanas a la realidad.

Un lugar donde quedarse, 2011

«Un lugar donde quedarse» (This Must be the Place) Paolo Sorrentino, Italia 2011
Lo primero: sorpresa de que esta película lleve bandera de Italia. Lo segundo: que toda la historia de la estrella de rock retirada en Irlanda no sea más que un disfraz para volver a hablar del Holocausto. Un disfraz como el que lleva el protagonista por un conflicto de identidad.
Con un argumento lleno de elementos y al mismo tiempo lleno de vacíos, que encierra la trampa de llevarnos nuevamente a la búsqueda de responsables nazis -ya que no están todos muertos aunque tengan 100 años-, con una mezcla de proposiciones: la estrella retirada, Irlanda, el Nueva York de los integristas judíos, road movie por la América profunda, todo ello de resultado discutible. Con un estética de colores saturados en la fotografía (que me gusta) y que me recuerda a «Todo está iluminado» (2005) con unos motivos que se parecen.
El personaje de Sean Penn es tremendamente original, aunque también bastante increible: su forma de hablar, de caminar. Un gran trabajo del actor que debe verse en versión inglesa. La banda sonora es importante, pero hace que por momentos pensemos que estamos viendo video clips.