El héroe del río, 1928

«El héroe del río»  (Steamboat Bill, Jr.)

dir. Charles Reisner y Buster Keaton
USA 1928

muda

Evidentemente la carrera de Buster Keaton como estrella del cine cómico me cae lejos. En principio no había visto ninguna película suya, cuando hace bastantes años en un cine de Barcelona (el Publi) programaron lo más importante de su filmografía y lo descubrí. Me pareció un gran hallazgo y lo disfruté enormemente. Sin embargo, con el paso de los años he ido perdiendo afición, aunque le reconozca grandes momentos.
 
Esta película sirve de buen ejemplo. Tiene una duración corta, no llega los 70 minutos. Tiene una primera parte, clásica, convencional, de un chico poco desarrollado físicamente que planea quedarse con su padre propietario de un viejo vapor de río. Hay una chica y diversas situaciones no demasiado especiales, con algún momento (cuando se prueba los sombreros) logrado.
 
Ahora bien, en el minuto 53, es decir, cuando faltan unos 15 minutos de película, ésta hace un cambio. Sobreviene una especie de mini huracán que asola la población. Todo ello dará pie a un sinnúmero de gags extraordinarios, en los que la forma física de Buster Keaton juega un papel muy importante.
 
En esta película se encuentra el gag de la casa que le cae encima. Hay que señalar que no era la primera vez. Era un gag que ya había utilizado, pero no con el énfasis que lo hace aquí.
 
 


Siete ocasiones, 1925

«Siete ocasiones»  (Seven Chances)

Buster Keaton
USA 1925

56 min./blanco y negro/muda

Se trata de un mediometraje interpretado por el mismo Buster Keaton al que aquí en España llamaban «Pamplinas». 
Un joven financiero Jimmy/Buster al borde de la ruina recibe una herencia de siete millones de dolares a condición de estar casado a las siete de la tarde de su veinte y siete cumpleaños y ese día es ¡hoy!.
Es sin duda una obra maestra en la que destacan sobre todo el magistral uso de la elipsis: al inicio el paso de las estaciones y el crecimiento del perro en un mismo escenario, o el coche que pasa de un lugar a otro sin moverse. Alguna escena memorable como la ladera con las piedras y en general está llena de hallazgos visuales. Se trata sin duda de una obra inteligente y madura con toques de humor negro.