«Quo Vadis«
Mervyn LeRoy
USA 1951
v.o.s.
Basada en la novela de Henry Sienkiewicz, un ferviente católico polaco en 1895. Había sido llevada a pantalla de forma fastuosa por Italia en 1912 y 1925, causando gran impresión en el público estadounidense. La MGM intentó hacer lo propio pero el proyecto fue retrasándose hasta materializarse inmediatamente después de acabada la segunda Guerra Mundial. Se rodó en Italia en los estudios de Cinecittà (construidos por Mussolini), por los medios puestos a su alcance, la facilidad de extras (más de 30.000) a precios muy bajos y la posibilidad de localizaciones acordes con la historia.
Se trata de una gran producción de casi tres horas de duración, rodada en Tecnicolor. En los papeles principales encontramos a Robert Taylor como Marcus Vinicius, Deborah Kerr como Lygia y Peter Ustinov como Nerón. La historia transcurre en tiempos de Nerón, con el incendio de Roma, la persecución de los cristianos y la muerte del tirano. La expresión de «Quo Vadis» significa: ¿Adónde vas?. Frase que en teoría le hizo San Pedro a Jesús cuando sale de Roma.
A mí «Quo Vadis» no me gusta. Me es imposible no contraponerla a «Ben-Hur» (1959) precisamente también de la MGM. Ben-Hur de estructura muy parecida se fundamenta en varios ejes muy potentes: la amistad/odio entre Ben Hur y Mesala, la caída y ascenso de Ben Hur, las galeras y la batalla naval y por supuesto la carrera de cuadrigas. Por no decir que la banda sonora de Ben-Hur compuesta por Miklos Rózsa (el mismo compositor de Quo Vadis) es el culmen de la carrera del músico. De hecho todas sus bandas sonoras son un proyecto o recreación de Ben-Hur.
En cambio, la estructura de «Quo Vadis» es de naturaleza totalmente romántica, con toques políticos y de escenificación del martirio de los cristianos.
No me gusta «Quo Vadis» porque no me gusta ninguno de sus intérpretes. Robert Taylor está muy antipático, siempre con un gesto molesto y agrio. Deborah Kerr demasiado orgullosa y altiva. Peter Ustinov como Nerón, tan reconocido y alabado por ello, es una pura caricatura que peca de exceso y poco sutilidad. De todos los demás secundarios no me quedaría con ninguno. Popea parece salida de una mala película de romanos italiana o péplum.
Después el vestuario y la decoración tampoco me gustan. Los trajes son demasiado nuevos y relucientes (acabados de hacer sin ningún tratamiento posterior). Hay demasiado brillo y dorados. Se muestra una suntuosidad impropia del Imperio Romano que era bastante austero y más parece que nos encontremos en Persia o una corte oriental. Los edificios en sí y los suelos son adecuados, pero los adornos son excesivos.
Algunos de los efectos especiales están muy mal hechos, como por ejemplo, las trasparencias de la carrera por llegar a Roma de Marcus. Su capa roja se recorta en un ribete azul muy visible. Sin embargo, el incendio de la ciudad eterna es quizá de lo mejor. Bien realizado y el movimiento de masas creíble (dicen que el director se basó en sus recuerdos del terremoto de San Francisco).
En cuanto al tratamiento del tema, hay esa mezcla tan extraña, marca de la casa Cecil B. DeMille, de alternar escenas paganas llenas de sensualidad y libertinaje, con otras extremadamente piadosas, y así en base a un supuesto rigor histórico colar planos que de otra manera no serían aceptables. También hay ese gusto por lo sádico y lo truculento al mostrar el martirio de los cristianos. Todo ello, al parecer, muy del gusto de una audiencia mayoritariamente cristiana. Lo que no deja de ser paradójico, ya que estos entretenimientos eran confeccionados mayoritariamente por judíos en el estudio, en la producción y en la dirección. Hubiera sido extremadamente curioso ver que clase de película hubiera dirigido John Huston que era en principio quien estaba previsto junto con Gregory Peck para Marcus.
La película gustó mucho en su época y permitió la realización posterior de cintas similares, hasta que llegó «Cleopatra» que fue un desastre económico y llevó a la ruina al estudio (20th Century Fox), por lo que se dejaron de hacer este tipo de epopeyas hasta prácticamente la actualidad con «Gladiator» (2000)
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