«Puro vicio» (Inherent Vice)
Paul Thomas Anderson
USA 2014
v.o.s.
Inherent Vice, en español -vicio redhibitorio- es un término marítimo que designa los objetos que por su propia naturaleza pueden sufrir un percance durante la travesía: cristal, comida que se estropea… El escritor estadounidense Thomas Pynchon escribió la novela, en la que se basa esta película, en 2012. Ignoro en que medida la cinta es fiel al texto, ya que tanto el director, como el escritor son de marcada personalidad.
Estamos en unos coloridos y colocados años setenta. Doc Sportello es un detective privado marcado por su época: de aspecto hippy y entre humo de marihuana que hace que perciba la realidad como algo difuso, distante y paralelo.
Es como si se proyectara el detective de los años treinta Philip Marlowe de Raymond Chandler a los años setenta. La estructura del «caso» es muy parecida, sobre todo en lo lioso. Las novelas de Marlowe son estremadamente liosas con multitud de personajes a los que seguir la pista, y pista que perdemos continuamente. En este sentido «Puro vicio» es lo mismo, el problema es que Marlowe llena los huecos de inconexión gracias a su personalidad y a sus famosas réplicas verbales que lo llenan todo. En cambio, Doc Sportello no es tan carismático, incluso cuando está interpretado por el gran Joaquin Phoenix.
La película tiene una magnífica fotografía, una música algo extraña, la colaboración de actores de renombre que elevan el proyecto. También tiene un metraje excesivo 148 minutos que no sirve para explicar las cosas mejor, sino para demorarse visualmente en situaciones que le gustan al director.
A mí también me gustan visualmente muchas escenas y situaciones, aunque no expliquen nada, sino que crean la sensación de un ambiente, pero, al final es un lastre, y esa autocomplacencia es negativa y te quedas con una cinta que es como un montón de cosas y no es una historia y estás saturada de primeros planos de Joaquin Phoenix. Menos mal que el tono es el de (como) una comedia.