Love Story, 1970

«Love Story«

Arthur Hiller
USA 1970

v.o.s.

Voy a empezar el comentario un poco por las ramas. Robert Evans  (Nueva York, 1930) había sido nombrado jefe de producción de la Paramount con treinta y pocos años, esto era a finales de los setenta y marcó toda una época y un estilo. Fue responsable de un montón de proyectos carismáticos: El Padrino (es interesante ver cómo el trabajo fue propuesto a varios directores para recaer finalmente en Francis Ford Coppola) , Chinatown, La semilla del diablo, Love Story… Evans pasó del éxito más absoluto, de encarnar el sueño americano, a caer en desgracia. Se casó con Ali MacGraw la protagonista de Love Story, pero ésta lo dejó por Steve McQueen al enamorarse mientras rodaban «La huida» (1972). Evans contabiliza siete matrimonios. Ha sido la inspiración de varios papeles en diferentes películas. Escribió un libro «El chico que conquistó Hollywood» que también se convirtió en documental en 2002.


Robert Evans antes y ahora

Todo esto venía cuento porque Robert Evans fue el responsable del proyecto y además se casó con la protagonista Ali MacGraw.

En cuanto a la cinta en sí, «Love Story» película fue un éxito tremendo de taquilla que consagró como estrellas a sus dos jóvenes protagonistas: Ali McGraw y Rayn O’Neal. La historia estaba basada en un libro previo, de Erich Segal que también hizo el guión, que tuvo un enorme éxito mundial. A todos les parecía sorprendente, ya que no era más que una simple historia romántica con final drámatico. Quizá fue esa sencillez su gran acierto. Todos decían que era cursi, pero yo leí el libro y ví la película. Entonces me parecía que Ali MacGraw no era para tanto, pero ahora me doy cuenta de su gran potencial físico: que era fresco, diferente, agresivo, sexual e inteligente. Lamentablemente, ella ha trabajado poco después.
El relato es sencillo: un chico rico y guapo se enamora de chica inteligente y guapa, pero pobre. Están en Harvard: universidad, estudios, deporte, ellá estudia música en Radcliffe. Él es un rebelde que no se lleva bien con su padre. La boda entre ambos es el detonante para que no vuelvan a hablarse. Sin dinero y trabajando en lo que pueden, él acaba la carrera de leyes en Harvard. Cuando las cosas finalmente empiezan a ir bien, ella enferma y muere.
La historia y la película aguantan bien. Era y es agradable ver a una chica con personalidad y carácter.  Predomina el paisaje de invierno y nevado lo que le da más tristeza. Es curioso cómo la boda que hacen es de tipo «andar por casa» sin iglesia y sin ceremonias, como un avance a las hipocresías y  formalidades vacías habituales y ahora, hoy en día, se ha vuelto a los anterior, a la tontería de las bodas fastuosas.
La música muy pegadiza y enormemente popular era de Francis Lai. Y entre los secundarios cabe destacar a Ray Milland, John Marley y un jovencísimo Tommy Lee Jones.

Prométele cualquier cosa, 1965

«Prométele cualquier cosa» (Promise Her Anything)

Arthur Hiller
Reino Unido, 1965

Si alguién quiere recordar el enorme encanto que tenía Warren Beatty en aquel entonces, sólo se tiene que ver esta película. Warren tenía 28 años y todavía le costaba sacarse el sambenito de ser el hermano pequeño de Shirley MacLaine, en aquel momento muy famosa.  Warren era sobre todo conocido por beneficiarse cualquier cosa con faldas. Más que nada, las más guapas: desde Leslie Caron, coprotagonista en esta cinta, a Fay Dunaway, Julie Christie, etc.etc. finalmente casado con Annette Bening. Curiosamente Warren no tiene una filmografía extensa, 30 títulos, pero hay algunos muy importantes: Esplandor en la hierba (1961), La primavera romana de la señora Stone (1961) o Bonnie y Clyde (1967).
Arthur Hiller (Canadá, 1923) tiene una extensa carrera que empezó en televisión. Es un director con algunas película interesantes. En cualquier caso un buen profesional que filma con cierto aire de modernidad pop esta comedia romántica al servicio del encanto de la pareja protagonista Warren Beatty y Leslie Caron. El argumento es entretenido y no aburre. Es paradigmático del momento en que se rodó y desde ese punto de vista tiene hasta un interés sociológico. Está acompañada por una pegadiza canción con el mismo título de la película, de Hal David y Burt Bacharach cantada por Tom Jones.