La mejor oferta, 2013

«La mejor oferta»  (La migliore offerta / The Best Offer)

Giuseppe Tornatore
Italia 2013

v.o (inglés).s

El celebrado director italiano de «Cinema Paradiso» (1988) realiza esta obra de estilo internacional, ambientada en el mundo del arte.
Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un gran experto en arte que se dedica a la tasación, dirección de subastas, consejo, etc.  Vive una vida ostentosa pero solitaria y maniática, con un par de amigos (Jim Sturgess y Donald Sutherland) y sin compañía femenina. A lo largo de los años ha ido coleccionando una obra personal valiosísima de retratos de mujer que mantiene oculta ya que su obtención se basa en tasaciones fraudulentas. Un día recibe la oferta de una misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que prentende desprenderse de todo el antiguo patrimonio de sus padres muertos, ofrecimiento que no interesa demasiado a Virgil, pero las características de la joven que padece una extraña enfermedad que le invide ver a nadie, aviva de forma extraordinaria el interés de Oldman, por lo que inicia una relación intensa y agónica con la muchacha…
La historia es interesante y todo el plantemiento brillante, después cuando el argumento está encarrilado, hay un cierto desgaste, porque el tinglado empieza a ser evidente, aunque lo sostiene perfectamente la buena interpretación de Geoffrey Rush.
Cuando en una serie de televisión, sobretodo de misterio, aparece como invitado un actor o actriz conocido, puedes asegurar que es el asesino. De la misma manera que en un capítulo de un hora, el culpable señalado en el minuto 20, no lo es. Esto representa una gran limitación argumental a la hora de contruir historias. Puede hacerse, como inteligentemente pensó Brian De Palma en «Misión Imposible (1)» colocar hasta tres grandes actores (Jon Voight, Kristin Scott Thomas y Emilio Estevez) que mueren en el arranque para que sea más difícil la conclusión, pero es bastante costoso.
Cuando en «La mejor oferta» vemos que el papel interpretado por Jim Sturgess (que es un actor en alza) es presentado como si fuera un secundario sin importancia, ya sabemos (para mal) que es una estratagema. 

Dejando aparte estos detalles, se deja ver: es entretenida y sofisticada.