Vacaciones en Roma, 1953

«Vacaciones en Roma»  (Roman Holiday)

William Wyler
USA 1953

v.o.s.
blanco y negro

Una muy joven princesa real realiza un viaje por varios países de Europa. Cansada del protocolo cuando se encuentra en Roma huye de la embajada durante un día. Conocerá y se enamorará de un apuesto periodista americano con el que vivirá sencillas aventuras que la harán madurar.
En este momento hay que hacer un pequeño esfuerzo por aceptar unas mentalidades como de cuento de hadas que no sé si ni siquiera en su momento fueron verdad. Una vez superado el choque de mentalidades, la película puede disfrutarse enormemente por diferentes motivos: 
-El primero la elección de la pareja protagonista, una debutante Audrey Hepburn absolutamente preciosa, y un adorable Gregory Peck.
-La indudable maestría de William Wyler.
-Después y es muy importante, el rodaje en las calles de Roma. Un acierto total.
-La sensación de improvisación en las calles y situaciones con la gente.
-Los secundarios italianos.
En su día cosechó numerosos premios, entre ellos tres Oscars y uno de ellos para la actriz protagonista Audrey Hepburn en su primer papel.

Cumbres borrascosas, 1939

«Cumbres borrascosas»  (Wuthering Heights)

William Wyler
USA 1939

v.o.s.

Es inevitable verla en clave de que ha estado en la lista de las 100 mejores películas AFI. Ahora ya no lo está y con razón.
Igual que pasaba con Anna Karenina, se trata de una novela (en este caso de la inglesa  Emily Brontë) muy llevada al cine y que sobre el papel no presenta excesivas dificultades. Sólo se trata de encontrar a los actores adecuados, sobre todo a los dos protagonistas. 
En esta versión puede considerarse la elección de Laurence Olivier y Merle Oberon como adecuada, pero tampoco acaban de funcionar. Al estar rodada en estudio la sensación es teatral, un poco acartonada. Además falta ese punto de locura romántica necesario, así como es poco fiel al texto, quedando reducida a su mínima expresión.
A director William Wyler no lo veo por ningún sitio. Adaptación correcta pero del todo insuficiente. 
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 73 en 1998
no figura en 2007

*

Horizontes de grandeza, 1958

«Horizontes de grandeza»  (The Big Country)

William Wyler
USA 1958

v.o.s.

Un marino del Este (Gregory Peck) viaja al Oeste para reencontrarse con su novia (Carroll Baker) que es una gran terrateniente y casarse. En un paisaje infinito se encuentra con que se esperan cosas de él que no pertenecen a su naturaleza y una guerra larvada por el acceso al agua.
Las posiciones que adopta el marino no son las que tradicionalmente esperamos ver en un Western, lo que le da un tono pacifista e intimista. (Gregory Peck era productor de la película)
No puede decirse que éste sea uno de los Westerns más populares, pero sin duda es uno de los mejores. Esta rodado de una forma absolutamente clásica: austera y estudiada, por el gran William Wyler. Encuadres, escenas, estudio de personajes, paisaje o ausencia de paisaje con extensión desértica infinita…
Un casting memorable con Burl Ives y Charles Bickford como los viejos, un Charlton Heston aceptando un papel por debajo de sus espectativas pero bien recompensado, y un Chuck Connors como bruto que le va muy bien.
Buena fotografía, música: una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos para un Western (después de Los siete magníficos) obra del compositor clásico Jerome Moross. Cartel y títulos de crédito de Saul Bass. Una joya.
Ver títulos de crédito con el tema principal musical (no puedo evitar que los caballos me recuerden a las cuádrigas de Ben-Hur del mismo director).

*

La heredera, 1949

«La heredera»  (The Heiress)

William Wyler
USA 1949

blanco y negro
v.o.s.

Basada en la novela de Henry James «Washington Square» publicada en 1881. La acción se sitúa en Nueva York hacia 1849. Una joven (Olivia de Havillland) poco agraciada y excesivamente tímida parece destinada a la soltería si no fuera porque espera convertirse en una gran fortuna.
Un joven de buena familia pero sin un céntimo (Montgomery Clift) dice haberse enamorado de ella y pretende casarse al poco tiempo de conocerla. La joven está tremendamente ilusionada, pero el padre de ella, no puede evitar comprender los verdaderos e interesados motivos del joven. Una tía (Miriam Hopkins) ayuda a la pareja, pero cuando ante la posibilidad de fugarse juntos, la herencia peligra, el joven deja plantada a la heredera, de momento…
Con un argumento sólido, clásico y profundo en cuanto al conocimiento de las emociones humanas. William Wyler dirige una cinta impecable, brillante y absolutamente sobresaliente. Con gran atención a los detalles más sutiles y al que sólo podemos reprocharle cierto aire teatral en la composición.  Olivia de Havilland está inconmensurable. Se transforma de forma extraordinaria en esa muchacha apocada y tímida, que nos parece poco atractiva y cómo va cambiando a medida que avanzan los acontecimientos y cómo al final se ha convertido en alguien completamente distinto.
Los demás actores no desmerecen, tanto Montgomery Clift como el arribista, Raph Richarson como el cínico padre o Miriam Hopkins como la tía. 
Una obra maestra.

Los mejores años de nuestra vida, 1946

«Los mejores años de nuestra vida»  (The Best Years of Our Live)

William Wyler
USA 1946

Rodada casi al mismo tiempo que los hechos que narra, trata de la vuelta al hogar de tres veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Al (Fredric March) infantería, Fred (Dana Andrews) aviación y Homer (Harold Russell) marina, vuelven a casa en una mediana ciudad del Medio Oeste americano. Sus situaciones personales son variadas y cada una de ellas permite explorar las dificultades de la reintegración a la vida civil. Se trata de una historia sencilla y sincera, llena de detalles y matices, acompañada de buenas interpretaciones con grandes intérpretes. Hay que destacar que Harold Russell había perdido efectivamente las manos en unos entrenamientos de paracaidistas.
Está rodada en un magnífico y sobrio blanco y negro. La dirección de Wyler destaca por su sensibilidad en como aborda todos los detalles y en una estudiada composición de los encuadres que abarcan varios puntos de interés, que sobresale por su eficacia y maestría.
Es una obra importante y de lo mejor que se ha visto en películas de veteranos.

Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 37 en 1998
puesto 37 en 2007

Funny Girl, 1968

«Funny Girl«

William Wyler
USA 1968

Funny Girl es un musical basado en una parte de la vida de la popular actriz y cantante estadounidense Fanny Brice (1891-1951), que primero fue representado en Broodway con Barbra Streisand como protagonista.
La Streisand repite el papel teatral y el enorme éxito que en su día cosechó la obra y la película. Fue su debut cinematográfico y obtuvo el Oscar a la mejor actuación. En su momento tuvo una gran repercusión y el papel le venía como anillo al dedo. Era una presencia novedosa y su forma de cantar espectacular.
Vista en este momento, no resulta tan conseguida. La dirección de Wyler es poco destacable. Tiene toda ella un aire anticuado y no porque suceda en los años veinte, sino porque es demasiado años sesenta, incluso la forma de cantar de ella está algo pasada. Al final, esa pretensión de estar continuamente en plano, sumamente guapa, o peculiar, o graciosa, acaba agotando. Por otro lado, la presencia de Omar Shariff como su marido es discreta u olvidable. A mí en su día me gustó muchísimo, pero ahora ha perdido mucho brillo.

Jezabel, 1938

«Jezabel» (Jezebel)

William Wyler
USA 1938

Parece haber un cierto vínculo entre esta película y «Lo que el viento se llevó», se dice que le ofrecieron el papel a Bette Davis para compensarla por no haber hecho la otra. Sin embargo «Jezabel» es un año anterior. Pero también puede ser que la producción de Lo que el viento… se alargara. Tampoco importa mucho, si bien tocan temas similares, también es cierto que debía estar de moda. Ambas cintas están basadas en novelas previas: la de Jezabel es de 1933 y la de Lo que el viento… de 1936.
En la primera mitad de 1800 en New Orleans, Julie (Bette Davis) una adinerada joven poseedora de una plantación, ensaya sus juegos de seducción y manipulación con su prometido banquero Preston (Henry Fonda). Un baile de gala en el que todas las señoritas solteras llevan vestido blanco y Julie se empeña en llevar uno rojo como provocación será el detonante para que la relación se rompa. Un tiempo después Preston vuelve a la ciudad, pero acompañado por su esposa del Norte. Julie que estaba dispuesta a humillarse para volver a conquistarlo no se resigna a esta situación y crea conflictos. Finalmente estalla una epidemia de fiebre amarilla, Preston enferma y los enfermos son desterrados a su suerte en una isla apartada. Julie logra convencer a la esposa de Preston de que es mejor que sea ella (Julie) la que lo acompañe porque conoce mejor la situación del lugar y tendrá una posibilidad de salvarse.
En un ambiente anterior a la guerra civil estadounidense (1861-1865), en el Sur, parcialmente en una plantación, de la que no se ve prácticamente nada. Es inevitable compararla con «Lo que el viento se llevó». Que la película sea en blanco y negro y que continuamente se mencione un vestido rojo crea la sensación de que el color era importante. Toda la producción es bastante austera sin ninguna escena espectacular. La dirección es correcta e inspirada. 
Bette Davis hace una interpretación que le valió el Oscar y estoy de acuerdo que hace un gran trabajo. Sin embargo, la historia queda determinada por el final y ese final no tiene sentido. Si Preston se salva, no puede volver con su mujer. Para mí Julie tal y como la interpreta la Davis no llega a redimirse nunca. Para que el final fuera aceptable la relación entre Julie y Preston hubiera tenido que ser más romántica, más agónica y destructivamente romántica. 

Ben-Hur, 1959

» Ben Hur «

William Wyler
USA 1959

vista en v.o.s.

«Ben-Hur» está basada en el libro del general Lewis Wallace (1880) y ha sido llevada a la pantalla en diversas ocasiones. Esta versión de 1959 es quizá la más famosa y espectacular. Se llevó once de los doce Oscars a los que estaba nominada.
El argumento se sitúa en tiempos de Cristo en Judea. Ben-Hur/Charlton Heston es un judío contemporáneo a Jesús. Sus vidas corren paralelas y se cruzan en algún momento clave. Ben-Hur es un hombre de familia acomodada con una gran amistad con el tribuno romano Mesala/Stephen Boyd, pero la lealtad a su pueblo lo indispone con él. Después de un accidente que se interpreta como un atentado al nuevo gobernador de Judea, Ben-Hur es enviado a galeras y su madre y su hermana son encarceladas. Después de varios años, durante una batalla naval salva al cónsul romano Quinto Arrio/Jack Hawkins y éste en agradecimiento lo nombra su hijo en Roma, donde le son perdonados sus delitos. Tras un tiempo en Roma en el que se ha entrenado como auriga en el circo y coindiciendo con el nombramiento de un nuevo gobernador para Judea, Poncio Pilatos, Ben-Hur regresa a su patria para saber de su familia.

El destino le ofrece la posibilidad de vengarse de Mesala en la carrera de cuadrigas. Lo hace y logra su venganza. Después descubre que su madre y hermana no están muertas sino que fueron liberadas de la cárcel por lepra y viven escondidas. Al final se mezclan la pasión de Jesús y su muerte con la conversión al cristianismo de Ben-Hur y la curación de su familia.
Con una duración considerable 211 min. (3 horas y media), la película se presenta dividida en dos partes con intermedio y obertura. El guión corrió a cargo de varios guionistas, pero cabe destacar la presencia del escritor Gore Vidal. Su intervención fue decisiva en el sentido que imprimió al guión aspectos de homosexualidad latente muy evidentes: la amistad de Ben-Hur y Mesala y la atracción que siente Quinto Arrio cuando supervisa la capacidad de los remeros en la galera, sólo así se entiende que no encadene al número 41. En la escena que Quinto hace llegar al límite de sus fuerzas a los galeotes, no sólo hay esa homosexualidad, sino que además hay un claro sadismo. Aspectos que la primera vez que la vi no advertí, aunque la relación de Ben-Hur/Mesala ya resultaba rara. Explicaba Gore Vidal que este aspecto era conocido tanto por el director como por Stephen Boyd, pero que prefirieron no contárselo a Charlton Heston. Supongo que no le hubiera gustado en absoluto. También es cierto que no necesitaba saberlo, con que lo supiera S. Boyd era suficiente. Toda esta aventura le gusta mucho explicarla a G. Vidal y de hecho y sorpresivamente también lo cuenta en el documental de 1993 que está incluido en el video y que detallo más abajo.
El otro día estaba viendo «Lawrence de Arabia» (1962) de David Lean, que ya comentaré, y las comparaba. En el sentido que son dos grandes superproducciones. Normalmente se tiende a pensar que Lawrence es mejor, porque a pesar de su grandiosidad, es muy personal, muy David Lean. En este sentido diría que evidentemente Ben-Hur es más comercial, trata de un tema que seguro que puede gustar a todo el mundo. Las soluciones visuales y narrativas son menos sutiles, pero a pesar de ello es un trabajo colosal y una planificación de dirección sencillamente apabullante y si nos fijamos, hay multitud de detalles dignos de elogio. En cualquier caso el resultado es magnífico.
Destacaría sin lugar a dudas la carrera de cuadrigas. Sencillamente fabulosa. Nunca me canso de verla y nunca le he encontrado el menor fallo, aunque pueda tenerlo. También mencionaría la escena de los galeotes remando al son del tambor y la música y en general la batalla naval. La fotografía es extraordinaria. También es un acierto total el no mostrar nunca el rostro de Jesucristo.

Las interpretaciones son extremadamente correctas y esta ocasión que la he visto en versión original, no tengo palabras para decir cuán distinta y cuán gratificante es la experiencia. Lamentablemente en la versión doblada había dos o tres voces sencillamente infames.

En cuanto la banda sonora, a mí no me gusta especialmente Miklos Rózsa, pero esta banda sonora suya me encanta. Me parece fabulosa.

***

La película en video viene acompañada por un extra de creación separada:

«Ben-Hur: la cración de un clásico épico»  (Ben-Hur: The Making of and Epic)
58 min.
USA 1993

Narrado por Christopher Plummer se trata de un documental en el que se explica toda la historia de Ben-Hur, desde que la escribió el general Wallace, su paso por el teatro, la versión de 1925 también de la MGM y finalmente toda clase de detalles sobre la producción de 1959, todos ellos muy esclarecedores y atractivos.

***

Según la lista de 2007 de las 100 mejores películas del American Film Institute, Ben-Hur ocupa el puesto número 100 (en la lista de 1998 en el puesto 72). Creo que es una posición injusta y merece un lugar mejor. Ya que a pesar de ser básicamente una película comercial, resulta un esfuerzo de producción extraordinario y lo que es más importante, con un resultado también extraordinario que vence el paso del tiempo.

La película tiene por lo menos dos escenas inolvidables: la carrera de cuadrigas y los galeotes remando al son del tambor y la música.

 Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 72 en 1998
puesto 100 en 2007

ver también:
1) momentos de cine
2) bandas sonoras
*