Ha llegado un inspector, 2015

«Ha llegado un inspector»  (An Inspector Calls)

TV Movie

Aisling Walsh
Reino Unido, 2015

v.o.s.

Adaptación de la BBC de la clásica pieza de J.B. Priestley de 1945. Hacia 1912 una familia adinerada inglesa está celebrando en su mansión el compromiso de la hija cuando se presenta un inspector debido al suicidio de una joven.
Resultará que la chica ha estado relacionada con todos ellos y de alguna manera todos ellos son responsables del suceso.
Tiene elementos un poco sobrenaturales y un afán demasiado moralizante y de concienciación social, sin ninguna sutileza. Por otro lado, poco realista y me acaba creando un cierto rechazo por su maniqueísmo y adroctrinamiento de catequesis.

(spoiler)
El inspector/ángel avisa a la familia de algo que ya ha pasado cuando en realidad todavía no ha ocurrido. Para que tuviera algún sentido debería de transcurrir un tiempo suficiente entre conocer los hechos y poder hacer algo para remediarlo, o decidir no hacer nada. Como todo transcurre en dos horas no da oportunidad para hacer nada, lo que sucede es irremediable. Estaría bien que dejaran pasar una semana y se volvieran a reunir para celebrar lo mismo, con lo que la culpabilidad sería más contundente. Por otro lado, si la chica está recien muerta ¿cómo se puede haber leído el diario para determinar quién es responsable? ¿Desde cuando la policía investiga un suicidio, en cuanto a suicidio, buscando responsables?

La huella, 1972

«La huella»  (Sleuth)

Joseph L. Mankiewicz
Reino Unido, 1972

v.o.s.

Adaptación de la obra teatral de Anthony Shaffer que también firma el guion.
Un escritor mayor de novelas policíacas recibe en su casa de campo al joven advenedizo peluquero que pretende casarse con su mujer.
Se trata de una obra en la que predomina por encima de cualquier cosa el lucimiento de los dos únicos actores que la interpretan. Para esta versión son: Laurence Olivier y  Michael Caine. Años más tarde se volvió a rodarla con Michael Caine como señor mayor (en un guiño a la audiencia) y Jude Law como el joven.
La obra contiene varias sorpresas que hacen que la primera vez que la ves lo hagas en una clave y después cuando conoces el argumento otra. Quizá cuando ya sabes los trucos pierde algo de intensidad.
La interpretaciones son magníficas y Laurence Olivier demuestra lo gran actor que era (capaz de interpretar de forma creíble cosas muy distintas). La realización está un poco prisionera de ese origen teatral por lo que no destaca. La decoración contribuye a que tengamos la sensación de obra algo pasada en el tiempo.

Hamlet, 1948

«Hamlet»

Laurence Oliver
Reino Unido, 1948

v.o.s.

Hubo un tiempo en que decir Laurence Olivier (1907-1989) y William Shakespeare era decir lo mismo. El prestigio del actor británico en la puesta en escena para teatro y cine de la obras de Shakespeare era indiscutible. Después, el actor y director Kenneth Branagh ha querido heredar el mismo lugar.
En esta adaptación Olivier dirige e interpreta a Hamlet. Cinematográficamente destacaría los decorados y cómo la cámara se mueve entre arcos y escaleras. Quizá también el vigor del duelo con florete final. Todo lo demás no destaca especialmente. Acusa un poco el paso del tiempo y es difícil saber o ver la innovaciones que pudiera aportar en su momento. Tanto Olivier, como Jean Simmons que hace Ofelia van teñidos de rubio.

Amadeus, 1984

«Amadeus«

Milos Forman
USA 1984

v.o.s.

Ficción sobre la posiblidad de que el músico Salieri y Mozart, que compartieron época, hubieran tenido una relación intensa y la posibilidad de que Salieri indujera la muerte de Mozart. Cabe señalar que la tesis principal es falsa, así como casi todo lo demás.
En 1984 esta película se llevó ocho Oscars. Tuvo un éxito considerable y casi todo el mundo la vió, porque había que verla. Incluso durante un tiempo estuvo en la lista AFI de mejores películas.
Amadeus había sido primero una obra de teatro de Peter Shaffer y el mismo autor hizo el guión. La obra se concentraba en el diálogo de Salieri con el público y potenciaba el aspecto interpretativo del actor que daba vida al papel. En la película usan el abanico de posibilidades que ofrece la pantalla, pero quedan más al descubierto sus debilidades.
Pero con el tiempo las malas ideas iniciales acaban poniendo a las cosas en su lugar. La mala idea consistía en presentar a Mozart como si fuera estúpido y esto es algo desagradable, se contemple como se contemple, cuando además, no hay ninguna evidencia de que lo fuera en la realidad.
El actor F. Murray Abraham como Saliere hace un gran papel, por el que le dieron un Oscar. En cambio Tom Hulce que estuvo nominado y que interpreta a Mozart se ha perdido en el olvido.
En cuanto a la dirección de Milos Forman es correcta, pero tampoco especialmente inspirada, ni sobresaliente.
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 53 en 1998 y
no figura en 2007

La importancia de llamarse Ernesto, 1952

«La importancia de llamarse Ernesto»  (The Importance of Being Earnest)

Anthony Asquith
Reino Unido, 1952

v.o.s.

Adaptación en color de la obra de teatro de Oscar Wilde. Una entre las muchas que se han hecho y no la más afortunada, a pesar de la presencia de actores de primera línea británicos.
También es verdad que el argumento es demasiado banal: dos chicas solo desean casarse con chicos llamados Ernesto. A lo mejor con una adaptación inpirada y graciosa la cosa puede colar.

¿Quien teme a Virginia Woolf?, 1966

¿Quién teme a Virginia Woolf?  (Who’s Afraid of Virginia Woolf)

Mike Nichols
USA 1966

v.o.s.
blanco y negro

Película ganadora de 5 Oscars: Actriz principal (Elizabeth Taylor), actriz secundaria (Sandy Dennis), fotografía (Haskell Wexler), vestuario y dirección artística. Estos tres últimos para la modalidad blanco y negro.
En la lista AFI de 100 mejores películas está situada en el puesto 67 en 2007. En la lista de 1998 no figura. Por lo que cabe pensar que su recepción mejora en el tiempo.
Basada en el éxito teatral del dramaturgo estadounidense Edward Albee. Obra que suele representarse habitualmente porque permite un despliegue de interpretación para los actores que es imposible de resistir.
En una universidad estadounidense. La hija ya mayor del director está casada con un fracasado profesor de Historia. Su relación sobrevive al estar inmersa en una lucha constante de egos, discusiones, humillaciones y juegos psicológicos sadomasoquistas. Así como, toneladas de alcohol. De noche y tarde, después de una fiesta, en la que ya han bebido, reciben a una pareja joven: él profesor de biología y ella una histérica con dinero. Ambas parejas navegarán por ríos de alcohol y  recorrerán caminos de autodestrucción sin límites. 
Personalmente tengo sentimientos encontrados respecto a lo que me parece esta cinta. Con toda seguridad no me gusta el argumento. Es un festín para los actores, pero no me interesa esa discusión interminable y agotadora de todos contra todos y de la que no puede aprenderse, ni servir para nada.Y de la que me molesta especialmente el oportunista título implicando a la pobre Virginia Woolf, de la que no se habla nunca, porque se trata de una broma intelectual que parodia la canción «Who’s Afraid of the Big Bad Woolf» (quién teme al gran lobo malo) de un corto de Disney (Los tres cerditos).
Desde ese punto de vista, cabe pensar que los personajes dentro de su vulgaridad, intensificada por estar bebiendo sin parar, están inmersos en un ambiente universitario que debería manifestarse en un barniz intelectual que la obra apenas tiene y los interpretes de esta película tampoco. Que parece que todos ellos han tenido una carrera estudiantil muy limitada.
Señalados todos estos defectos, que están ahí y molestan bastante, tanto como para no tener ganas de volver ha verla en el futuro, la película tiene otras cualidades que la convierten en una obra muy interesante. En primer lugar la dirección de Mike Nichols. Director de origen alemán con experiencia previa en el teatro, aquí en su primera película. La siguiente fue «El graduado» después ha sido muy irregular.
Se trata de un trabajo de dirección memorable. Cómo sabe convertir una obra de teatro en cine. Algo extraordinario. Cómo a pesar de la reducción de escenarios, sabe llevar la obra en un ligero ir de aquí para allí y hacer que los personajes se muevan en diferentes ámbitos. Los movimientos de cámara, los encuadres… un ejercicio de virtuosismo hecho de una forma magistral. Hubiera merecido el Oscar por ello.
Después la fotografía. Esplendida y maravillosa. Un incomparable blanco y negro. Con filmaciones nocturnas extraordinarias. Recibió un merecido Oscar.
Y finalmente la interpretaciones. Aunque pienso que es un fallo que los actores no parezcan profesores universitarios, ni que tengan una educación superior, los cuatro intérpretes, están colosales. El que menos, Georges Segal. Pero los otros tres: Elizabeth Taylor, Richard Burton (su marido en la vida real) y Sandy Dennis, hacen un trabajo superlativo.
Richard Burton no sorprende porque ya tenemos asumido que es un gran actor, pero Elizabeth Taylor hace un registro nuevo, ya afortunadamente sin la voz de pitiminí que tenía antes de estar más gorda y con afición a la bebida. Su voz más grave la favorece y hace un trabajo inmenso. Sandy Dennis en la esposa del profesor recién llegado hace también una actuación muy interesante y complicada que merecía el premio que obtuvo.

Película en la lista AFI. Ocupa el
no figura  en 1998
puesto 67 en 2007

El bosque petrificado, 1936

«El bosque petrificado»  (The Petrified Forest)

Archie Mayo
USA 1936

v.o.s.

En Arizona, en una parte del desierto conocida como el Bosque Petrificado, porque los antiguos árboles se han convertido en piedra, hay un bar y puesto de gasolina de carretera en el que viven un padre cuya mujer francesa lo ha dejado y ha vuelto a Francia. Su soñadora hija (una jovencísima Bette Davis) que anhela ir a Francia, un abuelo y un chico enamorado de la hija. Llega un autoestopista (Leslie Howard) que es un escritor frustrado cansado de la vida y mientras un grupo de gángsters que huye de la policía merodea por la zona. 
Primera película significativa de Humphrey Bogart encarnando al gángster Duke Mantee. Papel que ya había bordado en teatro en Broadway, en la obra de Robert Sherwood y también junto a Leslie Howard.
Pero sólo gracias a la insistencia de Leslie pudo Bogart obtener el papel en cine, ya que la Warner tenía en plantilla nada menos que a Paul Muni y George Raft y quería una primera figura para el personaje. Bogart se preparó inspirándose en el gángster real Dillinger (muerto en 1934) y hace una actuación memorable, con una interpretación distinta a las que veremos después, demostrando su versatilidad.
Gracias a Bogart la película tiene algún interés hoy en día, ya que los diálogos y personajes han quedado bastante trasnochados, fruto sobre todo de su procedencia teatral dónde se tiende a crear personajes que hacen discursos y son arquetipos. Por no decir que la cinta empieza con un prometedor plano general sobre el desierto para encerrarse después en un decorado chusco y no salir de él.

Un tranvía llamado Deseo, 1951

«Un tranvía llamado Deseo»  (A Streetcar named Desire)

Elia Kazan
USA 1951

v.o.s.

Basada en la conocida obra de teatro de Tennessee Williams (Columbus, Misisipi 1911-1983). Williams fue un dramartugo inmensamente representado desde los años cuarenta hasta hace poco. En veinte y cuatro años se pusieron en cartel en Brodway diecinueve obras suyas. Muchas de ellas se llevaron a la pantalla con actores y directores de primera fila. Sus orígenes, sus circunstancias familares: su hermana pasó gran parte de su vida en instituciones mentales y además fue víctima de una lobotomía que la dejó como un vegetal. Todo ello sumado a su homosexualidad en un momento en gran represión social dio como resultado una obra que se enmarcaría en lo que se conoce como gótico Sur, donde predominan los ambientes cargados, opresivos, asfixiantes con personajes al límite, atrapados en personalidades violentas, reprimidas o próximas a la locura. Quizá la única obra con interés actual sería «El zoo de cristal» casi absolutamente autobiográfica.
Todo ello en su momento resultaba muy atractivo y transgresor: poner al descubierto la verdadera naturaleza de las pasiones y todos sus componentes oscuros. Ahora, resulta demasiado morbido y excesivo. Hay una cierta complacencia en regodearse en ambientes malsanos. No cabe duda que todos estos temas son de difícil actualización. Sin embargo, permiten grandes alardes interpretativos, algo que a los actores les resulta inestimable por lo que seguramente se seguiran viendo sus obras en el futuro, más por el lucimiento en la actuación, que por el contenido del papel.
En «Un tranvía llamado Deseo», Blanche Dubois=Vivien Leigh llega a Nueva Orleans para instalarse provisionalmente en casa de su hermana Stella=Kim Hunter que está casada con Stanley=Marlon Brando, un trabajador de origen polaco atractivo y violento. Las hermanas Dubois son de buena familia del sur y tenían una propiedad ya perdida. Blanche vive a medio camino entre el pasado y el presente en un estado próximo a la locura por sus recuerdos y por su vida junto a Stella y Stanley. Stanley es un hombre muy inestable y con grandes arrebatos de ira, del que Stella está muy enamorada, al que le resulta imposible soportar las ínfulas y tonterías de Blanche. Todo se lleva al límite para que estalle.
Verdaderamente lo que se cuenta puede resulta muy lejano y espantosamente claustofóbico. Ciertos comportamientos como la violencia sexual de Stanley, si además lo interpretaba Brando, contenía mucho atractivo que afortunadamente se ha perdido, ya que no es más que la habitual violencia machista que suele acabar muy mal. No hay más que intentar imaginar esa misma situación con veinte años más y sin ningún enamoramiento.
Así pues, lo único que nos queda son: la puesta en escena por parte de Elia Kazan, que es correcta y las interpretaciones que son extraordinarias. Pensaba que me gustaría más Marlon Brando, que compone un arquetipo mítico, pero me resulta imposible encontrar algún elemento positivo en su personaje. Las que sin duda están magníficas son ellas; Kim Hunter y Vivien Leigh que se llevaron un Oscar a la mejor interpretación junto con Karl Malden y la mejor dirección artística en blanco y negro. Ganó cuatro de las doce nominaciones que tenía.
Película a revisar por motivos de interpretación, así como históricos y sociológicos.
Anexo
El título de la obra tiene un contexto bastante poético. Cuando Blanche llega a Nueva Orleans en tren tiene una dirección y necesita coger un tranvía que en lugar de número tiene nombre: Deseo, luego hacer un transbordo en otro llamado Cementerio para llegar finalmente a un lugar llamado Campos Eliseos. Es decir, simbólicamente un periplo por la vida, la muerte y el Más Allá. (Well, they told me to take a Streetcar named Desire… and then transfer to one called Cementeries… and ride six blocks and get off at Elysian Fields).

Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 45 en 1998
puesto 47 en 2007