«Valor de ley» (True Grit)
Joel and Ethan Coen
USA, 2010
-cine-
Remake de la película del mismo título basada en un libro de Charles Portis y dirigida en 1969 por Henry Hathaway e interpretada por John Wayne, por cuyo trabajo recibió su único Oscar, aunque más bien era un reconocimiento a toda su carrera y antes de que falleciera sin haberlo recibido. Película que no he visto, así que no puedo compararla con la actual, pero que ahora tengo franca curiosidad por ver.
En cuanto a la versión de los hermanos Coen diré: que esperaba más. En parte por todo lo que se ha hablado estos días y la expectativa que se ha creado y también por lo que yo había imaginado por el trailer.
Que los hermanos Coen son unos grandes cineastas está fuera de toda duda. Yo los sigo desde que me deslumbraron con su primer trabajo «Sangre Fácil» (Blood Simple, 1984), pero también es cierto que en su carrera hay altibajos, por ejemplo, su último film «Un tipo serio» (A Serious Man, 2009) que era prácticamente insoportable (ni la comenté). «Valor de ley» ha sido comparada, para mí erróneamente, con «Sin perdón» (Unforgiven, 1992) que se trata sin lugar a dudas de un western clásico, crepuscular. Sin embargo, a pesar de que Valor de Ley sucede en el Oeste, la siento más cerca de otras películas de los Coen; como «No es país para viejos» (No Country for Old Men, 2007) o «Fargo» (1996).
La película de los Coen empieza con una luz indistinguible (que ya prefigura un gran cuidado en la fotografía) que va tomando forma a medida que la cámara se acerca, donde vemos a un hombre muerto en el suelo frente a una casa. Una voz en off nos explica lo que ha pasado, con lo que la procedencia literaria del texto se hace evidente. Detalle que no me gusta especialmente, pero es posible partir del libro y llevarmos a la imagen. A continuación se nos presenta a la protagonista y es un acierto total. Hailee Steinfeld=Mattie interpreta magistralmente a la niña; con un físico muy expresivo y una actuación perfecta. La lástima son los diálogos; soberbios para el libro, pero oídos en pantalla suenan artificiales y algunas palabras que útiliza la niña, aunque pueda ser una superdotada, suenan rebuscadas y fuera de lugar.
La parte de la película que se desarrolla en el pueblo es soberbia (menos la escena del juicio que sirve de presentación del personaje de Cogburg, ya que tiene demasiado diálogo -que por un momento me recordó al juicio de Bananas de W. Allen- y por otro hay demasiada luz. El rostro de Bridges está demasiado iluminado para estar a contraluz -con lo bien que hubiera quedado una semisombra-) . Después de la niña, se incorporan a la historia Jeff Bridges como el aguacil Cogburg y Matt Damon como el ranger LaBoeuf. Y a pesar de que la intención es que nos causen un gran efecto, no lo consiguen. No basta hacer de borracho decrépito; hablar casposo, vestir mal, estar gordo y caminar tambaleándose para transmitir el papel, tiene que haber algo dentro y por algún motivo no lo hay. Es una lástima que tanto Bridges como Damon hayan desaprovechado esta oportunidad de oro para bordar sus papeles, están como ausentes y se crea poca química entre los tres personajes principales. Se adivina una cierta tensión erótica entre LaBoeuf (que debería ser más joven) y Mattie, pero los Coen no han querido explorar más por ese lado que los hubiera alejado del aspecto más sombrío de la historia.
En cambio y en cuanto a presentación de personajes se refiere, las interpretaciones y composiciones de los forajidos son sobresalientes. Magistral ese pequeño papel que hace Barry Pepper como Lucky Ned Pepper en el que nos transmite todo un mundo en unos pocos minutos, así como los dos compinches en la cabaña y finalmente también la breve pero conseguida interpretación de Josh Brolin como Tom Chaney, que solamente con su hablar y su rifle colgado con una cuerda también nos lleva a un mundo de sordidez y embrutecimiento.
A pesar de que la película cuenta con una fotografía extraordinaria, sobre todo en el pueblo y las escenas de interiores, así cómo la magistral escena del tiroteo nocturno frente a la cabaña, después, cuando se trata de aprovechar los paisajes, hay desinterés. No comprendo cómo si la acción sucede en invierno, la sensación es que en los exteriores domina el color amarillo polvoriento (si no recuerdo mal).
En conclusión: a pesar de que las actuaciones de Bridges y Damon podrían mejorarse mucho, a pesar de que todos los diálogos suenan a texto literario, a pesar del ritmo lento y la casi ausencia de acción, la película me gusta por la actuación y el personaje de la niña, por parte de la fotografía, por la historia, por la composición de los malos, por la emoción cuando Mattie atraviesa el río y la carrera final, y también por la desolación y austeridad y por esa impresión profunda que deja de verosimilitud, de tener la impresión que has conectado con esa realidad.