Sin sombra de sospecha, 1947

«Sin sombra de sospecha» (The Unsuspected)

Michael Curtiz
USA 1947

v.o.s.

Producción casi de serie B de la Warner Bros con los habituales de la casa. Un caso polícíaco con un aire muy de cine noir por la afición del director a usar (y casi abusar) de las sombras (ver marca de la casa de Curitz).
Una chica desaparecida con una herencia, un tio/tutor (Claude Rains) que actúa en la radio comentando crímenes. La chica reaparece, no se sabe si se ha casado o no, etc.
Hay como un cierto parecido con «Laura» 1994. de Ptto Preminger, pero ni punto de compraración. Sin embargo, Michel Curtiz (Casablanca) siempre merece un visionado.

Sinuhé el egipcio, 1954

«Sinuhé el egipcio»  (The Egyptian)

Michael Crutiz
USA 1954

v.o.s.
color y cinemascope
140 min.

Superproducción de la 20th Century Fox con un montón de nombres conocidos y que lleva a pantalla la novela homónima de Mika Waltari de gran éxito desde su publicación en 1945.
La historia narra la vida en primera persona del egipcio Sinuhé en tiempos de los faraones. Abandonado de niño en un junco (como Moisés), se convertirá en médico (de aquellos que no paran de hacer trepanaciones cerebrales como si todo se curara abriendo el cerebro), se enamora de una mala mujer que lo lleva a lo peor de sí mismo, etc.
La narración es muy interesante y como novela su lectura es muy atractiva, pero la película hace una muy mala selección de actores: tanto en el protagonista; Edmund Purdom como Sinuhé que lo hace fatal, así como Victor Mature como el general Horemheb. Los dos están horrorosos.
Los otros actores son correctos: tanto la tan criticada Bella Darvi como Nefer, o Jean Simmons, Gene Tierney o Peter Ustinov.
A pesar del alto coste de producción, la película fue un cierto desastre en taquilla. Debido a que seguramente fue un proyecto de productor (Zanuck, en aquel momento amante de Bella Darvi), en el que predominaba la grandiosidad en lugar de la cordura. Protagonista inadecuado. Demasiado larga. Al director no se le ve por ningún sitio, etc.

Alma en suplicio, 1945

«Alma en suplicio»  (Mildred Pierce)

Michael Curtiz
USA 1945

v.o.s.

Basada en un libro del escritor de James M. Cain (especializado en novela negra), mezcla el melodrama más puro con elementos de criminales. Sería como una especie de «Imitación a la vida» pero con tintes negros, aunque destacan los elementos sentimentales y de ascensión social.
Siempre había pensado que esta película se titulaba «Alma en sulpicio» por un cruce mental con «La hermana San Sulpicio», pero es suplicio, de tortura. Como la nos causan a los espectadores al intentan digerir una historia tan mal contada e inventada, si bien, muy del gusto de la época. Lo que me parece más raro es que productora HBO la haya llevado a la televisión en 2011 como serie de cinco episodios con Kate Winslet en el papel principal. Claro que igual dan otra visión de la historia.
La protagonista es Joan Crawford a la que le dieron el Oscar por este papel. Dios sabe por qué. Da vida a una mujer que hace pasteles en su casa para redondear el sueldo del marido y ofrecerles a sus dos hijas algún extra. El marido es una excelente persona, reservado y digno, que tiene una relación misteriosa e incomprensible con otra mujer sin que se explique. La Crawford lo deja y se ve asediada por un agente de la propiedad inmobiliaria que parece un gánster en paro. Ella aprovecha esta amistad y unas semanas de hacerse camarera para montar un negocio de restaurantes de mucho éxito, donde conoce un hombre que es un play boy con el que mantiene una relación confusa que sólo puede y le causará problemas. Mientras las dos hijas no crecen, están igual. La pequeña es una maravilla pero fallece por aquello de que siempre se van los mejores. La otra hermana, no es que sea mala, es directamente una psicópata. Claro que la madre no lo ve, que para eso es su madre. De todas maneras viendo a la Crawford y aunque su papel lo exige, de amantísima madre tiene lo que yo de bombero.
Bien, estas son las pintas y las evoluciones de la historia. Que una ve por aquello de que está viendo la historia del cine. Michael Curtiz, no sé exactamente dónde está, salvo en las características sombras que siempre proyecta de sus personajes en la pared.

Navidades blancas, 1954

«Navidades blancas»  (White Christmas)

Michael Curtiz
USA 1954

v.o.s.

Musical para mayor gloria de la canción «White Christmas» que ya era uno de los discos más vendidos de la historia. Compuesta por Irving Berlin e interpretada por primera vez por Bing Crosby en 1941.
Así que en 1954 crearon alrededor de la canción una historia con más canciones del mismo compositor y se puso como intérpretes a Bing Crosby y Danny Kaye, así como a dos bailarinas cantantes.
Está dirigida por el maestro Michael Curtiz, pero no se nota en absoluto. Es un producto de consumo saturado de almíbar, cuyo argumento está decididamente pasado de moda.
Curiosamente el que está mejor es Danny Kaye porque no tiene que soportar todo el peso de la cinta y el espacio de segundón le queda muy bien.
En cuanto a Bing Crosby que murió en Madrid jugando a golf, era un crooner que cantaba muy bien y como actor no molestaba, aunque como galán dejaba mucho que desear con ese aspecto de hombrecillo de hombros caídos. Sin embargo, la publicación de su biografía por uno de sus hijos destapaba que el cantante era extremadamente mezquino y mala persona. Hecho que nunca aclararemos, pero que en su testamento especificara que sus hijos no podían heredarle hasta cumplir los 65 años ya da cuenta de su carácter. Por lo menos dos de ellos de suicidaron antes de poder heredar.

Robin de los bosques, 1938

«Robin de los bosques»  (The Adventures of Robin Hood)

Michael Curtiz
USA 1938

v.o.s.

Aventuras clásicas sobre el conocido héroe de los bosques de Sherwood rodada en un temprano Technicolor, encarnado por el siempre entusiasta Errol Flynn y demás eficaces y carismáticos actores del estudio Warner: Olivia de Havilland, Basil Rathbone y Claude Rains.
Ideal para públicos juveniles de la época. Aunque a mí me ha costado de ver debido a que, si bien, el uso del color es atractivo para la época en que estaba rodada, también pone en evidencia un vestuario típo de películas de cine de dibujos animados: ropa muy nueva y con colores demasiado estridentes para hallarnos en la Edad Media. Desde luego las medias de color verde (1) de Errol Flynn son perturbadoras. Y por otro lado ausente de la habitual inspiración del director Michael Curtiz.
(1) lo cual es posible que fuera verdad, ya que podemos recordar el título de la obra de Tirso de Molina, «Don Gil de las calzas verdes» de 1635.

Casablanca, 1942

«Casablanca«

Michael Curtiz
USA, 1942

v.o.s.

A veces resulta mucho más fácil explicar porqué una película no funciona o es mala, que cuando es rotundamente un acierto. No es que Casablanca sea una obra maestra, que sin duda lo es, sino que todos los hados del azar se ponen de acuerdo para convertirla en una obra inmortal.

A partir de una historia previa, no se si teatral, los hermanos Epstein empezaron un guión que por motivos diversos pasaron por varias manos, aunque las réplicas más conocidas son de ellos. Nos encontramos en la ciudad de Casablanca durante la IIGM, prácticamente la misma fecha de la producción. Se trata de un puerto de paso para europeos refugiados, pendiente de un visado que les permitirá viajar a Lisboa y desde allí a Estados Unidos. Rick (Humphrey Bogart) es un americano con un pasado oscuro que regenta un bar y una sala de juegos en una ciudad llena de oportunistas y desesperados. Llegan Victor e Ilsa  (Paul Henreid e Ingrid Bergman), él es un miembro importante de la resistencia y necesitan visados clandestinos urgentemente, ya que los alemanes que comparten el control de Casablanca con el gobierno colaboracionista de Francia. Pero Ilsa ya conocía a Rick y su nuevo encuentro los aboca al recuerdo del pasado y sus lealtades futuras.

El argumento es correcto, nada del otro jueves, podría haber desembocado en una cinta del montón, pero los diálogos son muy buenos. Dicen que se rodaba sin guión y que cada día habían cambios, pero eso no se nota, quizá incluso le da un extra de incertidumbre que es adecuado con la propia historia.

El director Michel Curtiz hace un trabajo excelente. Como siempre sabe dar a cada actor la posibilidad de que se luzca y además los fotografía de forma excelente, sacando el máximo partido a todos los elementos. Especialmente los dos protagonistas, pero también todos los demás actores secundarios, con una gran cantidad de apariciones notables: desde la breve, pero significativa intervención de Peter Lorre (como Ugarte), Claude Rains (como capitán Renault) o Cornad Veidt (Mayor Strasser), etc.

No hace mucho vi un documental en el que se hablaba de la emigración alemana en Hollywood durante la IIGM. De cómo alrededor del director Ernst Lubitsch se iba cobijando una extensa colonia de refugiados centroeuropeos con alguna relación con el cine. Pues casi todos ellos participaron como extras en Casablanca, lo cual puede parecer anecdótico, pero significativo de la intensidad que transmite. Así como, el hecho de que gran parte de los actores principales también eran europeos, o el director. No dudo que todo ello está en el espíritu de la propia película. Sin olvidar la gran importancia de estar rodada en 1942, cuando la guerra se está librando y apostar acertadamente por el ganador.

ver también:

Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 2 en 1998
puesto 3 en 2007

El capitán Blood, 1935

«El capitán Blood»  (Captain Blood)

Michael Curtiz
USA 1935

v.o.s.

El director de origen húngaro Michael Curtiz si algo sabía era dar a sus actores el espacio, la iluminación y la oportunidad para que se lucieran. Gracias a él, tanto Errol Flynn, como Olivia de Havilland que eran casi unos desconocidos pudieron convertirse en estrellas gracias a esta película.
 
La Warner Bros se arriesgó al colocar a estos dos intérpretes en una producción de coste elevado, pero la apuesta fue enormemente rentable. Errol Flynn está exuberante de energía, simpatía y buen hacer. Y Olivia también, no es raro que los emparejaran en lo sucesivo en innumerables películas.
 
Historia ambientada en el siglo XVII de personas leales convertidas en traidores por la tiranía de un rey, que son enviados a las colonias para ser vendidos como esclavos y que escaparán para convertirse en piratas.
 
Con la limitación del blanco y negro para una historia que necesita el color como la luz del día. Y con el inconveniente de estar rodada en estudio, con todo eso de ver los cielos pintados al fondo. Sin embargo, y a pesar de esas limitaciones, la película desprende una gran vitalidad y dinamismo que no se ha perdido con los años.

La carga de la brigada ligera, 1936

«La carga de la brigada ligera»  (The Charge of the Light Brigade)

Michael Curtiz
USA 1936

v.o.s.

Vista después de «La última carga» de Tony Richardson de 1968, esta versión de los hechos de la guerra de Crimea resulta un disparate argumental. Con unos antecedentes situados en la India colonial que dan como resultado un enfrentamiento final con un odiado emir de Suristán.

Al principio de la cinta, una tiene la extraña y desagradable sensación de asistir a un déjà vu con otra película muy parecida: «Tres lanceros bengalíes» (1935). Después toda la subtrama amorosa es poco atractiva y accesoria. Finalmente se llega a la famosa carga que es de largo lo mejor de la película, con una energía, maestría en el rodaje de escena en acción y una capacidad para administrar el material disponible realmente soberbia. Lamentablemente ello también causó notables bajas en los caballos lo que provocó cambios en la legislación sobre el tema.

ver también momentos (la carga de la brigada final)