«Voces distantes» (Distant Vocies, Still Lives)
Terence Davies
Reino Unido 1988
v.o.s.
Tiene dos partes rodadas incluso en tiempo diferente: En la primera, Liverpool años cincuenta. Una familia católica (de ascendencia irlandesa ?) de clase obrera humilde. El entierro del padre trae a la mente de los tres hijos los recuerdos de su infancia. Recuerdos duros porque el padre (Pete Postlethwaite) ha sido un maltrador y una persona de un carácter imposible, sin que por otro lado sepamos exactamente por qué. En la segunda parte, vemos como evoluciona la familia sin el padre. Las cosas están más tranquilas, sobre todo para la madre (Freda Dowie), pero se aprecia que parte de las nuevas generaciones tienden a reproducir esquemas similares a los anteriores, aunque hay cambios.
Dentro de ese mundo sórdido y hostil parece que las personas logran evadirse cantando, cantando canciones populares y tradicionales. Es su forma de sublimar la realidad. Vemos como al principio la gente sólo tiene su voz y sus canciones, quizá procedente del teatro y de las variedades, después hay la radio que amplifica y une a sus oyentes, así como el cine.
Terence Davies nació en 1945 también en Liverpool en una familia numerosa. Este trabajo es evidentemente una aproximación a los recuerdos de su infancia. Y el planteamiento visual es de reminiscencia, detalles, momentos.
Es de aquellas películas que en principio puede dar pereza verlas, porque ya se ve claramente que son un dramón y densas. Sin embargo, una vez la estas viendo ya no puedes dejar de hacerlo hasta el final.
Te captura su sentido de la composición y la fotografía, que utiliza un complejo sistema de ocres para evocar el pasado. Los grupos humanos se nos presentan como si se estuvieran haciendo una foto y a continuación cobran vida y nos ofrecen pinceladas de vidas simples y duras, cuyos hitos son los entierros, los matrimonios y los bautizos.
Quizá el único reproche que le haría es que no intenta entender por qué las cosas son así y no de otra manera. Por qué el padre es tan violento, si no parece alcohólico. Por qué no hay por parte de nadie ningún deseo de prosperar, si no parece que sean felices tal y como están. Yo que he tenido un experiencia similar a la que cuenta Davies, diría que lo que sucede es que esas personas en realidad no son tan infelices, que tienen una experiencia vital en la que predominan los buenos ratos y se conforman con bastante poco. Pero cuando una persona se intelectualiza, como le pasó al propio Terence, ya no puede verlo de esa manera simple y parece imposible que la gente pueda sobrevivir con tan pocos horizontes.
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| este bello fotograma muestra claramente la recreación visual en base al recuerdo. El punto de vista es bajo como corresponde a un niño (el propio director), tocado por la fantasía y el encanto |
Cine que veo 