Algo en que creer, TV serie 2017

algo-poster«Algo en que creer»

(Herrens veje)

TV Serie

Dinamarca

2017 – temporada 1 – 10 episodios – 60 min. aprox.
2018 – temporada 2 – 10 episodios (pendiente de estrenar)

 

Momento actual Dinamarca. Una familia de hijos y nietos de clérigos de la Iglesia protestante danesa. El padre aspira a convertirse en obispo. De los dos hijos uno promete una gran carrera eclesiástica y el otro es un bala perdida.

Las cosas evolucionan complicándose y todo ese mundo familiar se desmorona debido sobre todo a la rigidez de planteamientos.

La serie está realizada de esa forma nórdica que tiene grandes adeptos, yo entre ellos. Hay como una gran profesionalidad y austeridad.

Todo es como muy dramático y muy intenso. Puede ser adecuado e inspirador verla en Sermana Santa.

De momento solo he visto la primera temporada, no sé si me apetecerá ver la segunda.

Si Dios quiere, 2015

CkRCSTQUgAEDMdA«Si Dios quiere»

(Se Dio vuole)

Edoardo Maria Falcone

Italia, 2015

 

Comedia. El hijo de una familia laica de clase media alta les comunica, ante su estupefacción, que desea hacerse sacerdote católico.

Aunque a partir de la premisa todo parece muy previsible, lo cierto es que los personajes están bien elaborados, así como los diálogos, por lo que deja una buena sensación.

Silencio, 2016

Silence-New-poster-2«Silencio»  (Silence)

Martin Scorsese

USA 2016

v.o.s.

 

En el siglo XVII dos jesuitas portugueses van a Japón para averiguar si un antecesor de la orden ha apostasado como dicen los rumores. En esa época el país del Sol Naciente, después de un periodo de tolerancia religiosa, se encuentra en un momento de persecución feroz del cristianismo.

El argumento se basa en una novela del escritor católico japonés Shusaku Endo publicada en 1966, basándose en una historia real y de ficción. El director ha hecho una cinta bastante larga de casi tres horas en la que predominan de forma excesiva las torturas japonesas, de forma que es lo que más recuerdas en detrimento de otros aspectos espirituales más complejos.

Es una película densa, cuyo desarrollo es mejor en la última parte. Está bien realizada, un poco lenta en la primera parte.

Argumentalmente resulta chocante, sino imposible que la mayoría de los japoneses hablen el idioma de los jesuitas: sea inglés por la película o portugués en la situación original. O que los sacerdotes no dominaran mínimamente el japonés para desplazarse a una zona en la que no encontrarían contactos amigos. No es importante, pero este tipo de incongruencias hacen que te separes de lo que cuentan.

El título de Silencio hace referencia al supuesto silencio de Dios, la falta de constancia de que te escucha. En conclusión: es una película estimable, ninguna duda de la maestría de Scorsese, demasiadas torturas, desoladora y triste.

The Young Pope, TV Serie, 2016

» The Young Pope «

creada y dirigida por Paolo Sorrentino

TV Serie
Italia 2016

temporada 1 (y única ?)
10 episodios de 1 hora aprox.

v.o inglés.s.

Esta serie resulta una completa sorpresa, en parte buena y en parte no. De alguna manera si se repasan algunas películas de Sorrentino (La juventud, La gran belleza) no resulta tan sorprendente.
El argumento va de que la elección del Papa de Roma recae en un estadounidense Lenny Belardo (Jude Law) joven y atractivo, por creer que será fácilmente manipulable, pero en realidad nadie sabe exactamente cómo es. Todos se llevan una sorpresa mayúscula al descubrir que se trata de una persona integrista, retrógada y con una intención de llevar al papado a una etapa desconcertante.
Con el tiempo y los últimos episodios su actitud se va suavizando y pueden advertirse cambios en su manera de actuar. Así como frente a las personas que le rodean.
Hay que decir que todo el planteamiento y tratamiento es muy original. El guion está muy bien escrito y todos los secundarios están fenomenales. Mención especial para Silvio Orlando como cardenal Voillelo, o nuestro Javier Cámara como Gutierrez. Todo ello forma un conjunto de elementos que hacen la serie bastante atractiva.
Sin embargo, no sé exactamente que es lo que nos quiere decir Sorrentino. Es difícil encontrar en tono, el sentido. ¿Quiere que pensemos que el Papa es un Santo? ¿qué es un capullo? ¿qué lo que hace está bien?
Desde luego a mí este Papa no me ha gustado en absoluto, no en cuanto a Jude Law, sino en cuanto al carácter que muestra. Muy antipático y desagradable, aunque guapo. Se podría pensar que si Cristo volviera a la Tierra sería como el Papa Pío XIII ante la sorpresa de la gente. Puede que sí, pero sería ese Cristo que describe el filósofo Bertrand Russell en «Por qué no soy cristiano».
En cuanto al tono, lo he encontrado y es el único nicho narrativo en el que puedo colocarlo: ciencia ficción. Todos los personajes son como extraterrestres, con unos comportamientos singulares y códigos inexplicables y morales contradictorias, que yo las percibo como si fueran los habitantes de otro planeta. Casi todos, todos, son personas traumatizadas y prisioneras de problemas personales. La mayoría de cosas que vemos son inaceptables, como que el Vaticano dicte justicia blanda a una persona que merece la cárcel, que crean que pueden decirle a la gente lo que deben hacer como si vivieramos en una Edad Oscura, o esa exhibición de poderío y riqueza en una Iglesia supuestamente para pobres, etc.   Alucinante.
Al final del último episodio aparece la palabra The End, con lo que se supone es la única temporada.

El árbol de la vida, 2011

«El árbol de la vida»  (The Tree of Life)

Terrence Malick
USA 2011

v.o.s.

No soy yo una apasionada del cine del esquivo director Terrence Malick, que tiene una interesante trayectoria personal y cinematográfica con poquísimos títulos en su haber ya que le dedica a cada uno de sus proyectos un dilatado periodo. Que además se caracteriza por no conceder entrevistas.
Malick nació en el Medio Oeste americano en 1943. En su infancia se trasladó en un par de ocasiones por el trabajo de su padre, pero siempre en el Medio Oeste, recalando en Waco, Texas. Estudió filosofía y llevaba camino de ser una figura importante, pero cambió su rumbo. Su familia es de origen sirio-libanesa cristianos. Tuvo dos hermanos más pequeños que él y uno de ellos murió (suicidado?) en trágicas circunstancias: vino a estudiar guitarra a España con el maestro Segovia y se sentía tan presionado que se rompió las manos.
Este comentario viene al caso porque a pesar de que se conoce muy poco de la vida de Malick, esta película es autobiográfica o lo es de una manera significativa. Una familia muy tradicional recibe la devastadora noticia de la muerte de uno de sus tres hijos, sin que nunca sepamos cómo, ni por qué. 
Filmada de una manera magistral nos adentramos en el misterio de la vida ¿por qué? ¿para qué? ¿tiene algún sentido? ¿cómo afrontamos estas pérdidas? y a través de miles de impresiones del pasado, de la relación de los padres, la llegada de los niños, momentos infinitos de contacto con lo que nos rodea, de amistad, de fraternidad, de amor, de crecimiento, duelo, contacto con la naturaleza, etc.  se reconstruye la vida y su continuación.
Son eso, impresiones, momentos. Todo ello dura casi dos horas y media, en las que hay cabida además para toda una serie de imágenes sobre el universo y la Tierra que son un poco el National Geographic y su inclusión es un poco cuestionable. Sin embargo, también es aceptable y fruto de una visión particular y creativa del todo respetable.
Tenía miedo de todo ello y además tanto Brad Pitt, como Sean Penn no me gustan, pero están bien. Así como todos los demás. Saber que la historia es autobiográfica hace su contenido sea más próximo y podemos sentir la cercanía de esos sentimientos.
Sin duda una película interesante y valiosa.

Terrence Malick (el del sombrero) en 2012

El séptimo sello, 1957

«El séptimo sello»  (Det sjunde inseglet / The Seventh Seal)

Ingmar Bergman
Suecia 1957

blanco y negro

Un caballero (Max von Sydow) vuelve de las cruzadas con su escudero. La muerte se le aparece para llevárselo, pero logra una tregua a través de una partida de ajedrez (icónica y archicopiada imagen).
De regreso a sus tierras asoladas por la peste negra contempla escenas de desesperación provocadas por la miseria, la ignorancia y el terror que provoca la enfermedad. Que son como el anuncio del libro «El Apocalipsis» de San Juan del que forma parte la frase que da título a la película. Tan solo una humilde y sencilla familia de cómicos ambulantes tienen la suficiente pureza y candidez para abstraerse de la locura del momento.
El caballero busca la certeza de que hay verdaderamente un más allá. Pero el escudero, más realista sabe que no cabe esperar nada. Son un poco como Don Quijote y Sancho Panza en clave dramática e existencial. Por cierto que el papel del escudero, que interpreta Gunnar Björnstrand se erige como el más importante.
Dentro de ese cine impregnado de grandes dudas religiosas e existenciales que hacía el director sueco. Tuvo una gran repercusión en su momento por diversos motivos: estéticos y religiosos. Y su efecto influyó a directores tan lejanos como pudiera ser Woody Allen.

El código Da Vinci, 2006

«El código Da Vinci»  (The Da Vinci Code)

Ron Howard
USA 2006

v.o.s.

Adaptación de la célebre novela y de extraordinario éxito de ventas de Dan Brown.
La novela no sé cómo es y si todo está mejor articulado y fundamentado, que me parece que no. Pero la película siendo una gran producción, con toda clase de lujos, flojea por todas partes.
Cuando la vi por primera vez tenía un pase porque hay tantos misterios a resolver y tan seguidos que no da tregua a la reflexión. Ahora la he visto de nuevo y el argumento me parece rocambolesco y poco cimentado. La cuestión es mezclar cosas, contra más mejor y dar la sensación de densidad, cuando en realidad solo hay confusión.
Por otro lado el casting que tiene a muy buenos actores no funciona y no se encajan bien entre sí. Todo el mundo está muy por debajo de sus posibilidades y decepcionantes.

Quo Vadis, 1951

«Quo Vadis«

Mervyn LeRoy
USA 1951

v.o.s.

Basada en la novela de Henry Sienkiewicz, un ferviente católico polaco en 1895. Había sido llevada a  pantalla de forma fastuosa por Italia en 1912 y 1925, causando gran impresión en el público estadounidense. La MGM intentó hacer lo propio pero el proyecto fue retrasándose hasta materializarse inmediatamente después de acabada la segunda Guerra Mundial. Se rodó en Italia en los estudios de Cinecittà (construidos por Mussolini), por los medios puestos a su alcance, la facilidad de extras (más de 30.000) a precios muy bajos y la posibilidad de localizaciones acordes con la historia.
 
Se trata de una gran producción de casi tres horas de duración, rodada en Tecnicolor. En los papeles principales encontramos a Robert Taylor como Marcus Vinicius, Deborah Kerr  como Lygia y Peter Ustinov como Nerón. La historia transcurre en tiempos de Nerón, con el incendio de Roma, la persecución de los cristianos y la muerte del tirano. La expresión de «Quo Vadis» significa: ¿Adónde vas?. Frase que en teoría le hizo San Pedro a Jesús cuando sale de Roma.
 
A mí «Quo Vadis» no me gusta. Me es imposible no contraponerla a «Ben-Hur» (1959) precisamente también de la MGM. Ben-Hur de estructura muy parecida se fundamenta en varios ejes muy potentes: la amistad/odio entre Ben Hur y Mesala, la caída y ascenso de Ben Hur, las galeras y la batalla naval y por supuesto la carrera de cuadrigas. Por no decir que la banda sonora de Ben-Hur compuesta por Miklos Rózsa (el mismo compositor de Quo Vadis) es el culmen de la carrera del músico. De hecho todas sus bandas sonoras son un proyecto o recreación de Ben-Hur.
 
En cambio, la estructura de «Quo Vadis» es de naturaleza totalmente romántica, con toques políticos y de escenificación del martirio de los cristianos.
 
No me gusta «Quo Vadis» porque no me gusta ninguno de sus intérpretes. Robert Taylor está muy antipático, siempre con un gesto molesto y agrio. Deborah Kerr demasiado orgullosa y altiva. Peter Ustinov como Nerón, tan reconocido y alabado por ello, es una pura caricatura que peca de exceso y poco sutilidad. De todos los demás secundarios no me quedaría con ninguno. Popea parece salida de una mala película de romanos italiana o péplum.
 
Después el vestuario y la decoración tampoco me gustan. Los trajes son demasiado nuevos y relucientes (acabados de hacer sin ningún tratamiento posterior). Hay demasiado brillo y dorados. Se muestra una suntuosidad impropia del Imperio Romano que era bastante austero y más parece que nos encontremos en Persia o una corte oriental. Los edificios en sí y los suelos son adecuados, pero los adornos son excesivos.
 
Algunos de los efectos especiales están muy mal hechos, como por ejemplo, las trasparencias de la carrera por llegar a Roma de Marcus. Su capa roja se recorta en un ribete azul muy visible. Sin embargo, el incendio de la ciudad eterna es quizá de lo mejor. Bien realizado y el movimiento de masas creíble (dicen que el director se basó en sus recuerdos del terremoto de San Francisco).
 
 
 
En cuanto al tratamiento del tema, hay esa mezcla tan extraña, marca de la casa Cecil B. DeMille, de alternar escenas paganas llenas de sensualidad y libertinaje, con otras extremadamente piadosas, y así en base a un supuesto rigor histórico colar planos que de otra manera no serían aceptables. También hay ese gusto por lo sádico y lo truculento al mostrar el martirio de los cristianos. Todo ello, al parecer, muy del gusto de una audiencia mayoritariamente cristiana. Lo que no deja de ser paradójico, ya que estos entretenimientos eran confeccionados mayoritariamente por judíos en el estudio, en la producción y en la dirección. Hubiera sido extremadamente curioso ver que clase de película hubiera dirigido John Huston que era en principio quien estaba previsto junto con Gregory Peck para Marcus. 
 
La película gustó mucho en su época y permitió la realización posterior de cintas similares, hasta que llegó «Cleopatra» que fue un desastre económico y llevó a la ruina al estudio (20th Century Fox), por lo que se dejaron de hacer este tipo de epopeyas hasta prácticamente la actualidad con «Gladiator» (2000)

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Los diez mandamientos, 1956

«Los diez mandamientos»  (The Ten Commandments)

Cecil B. DeMille
USA 1956

v.o.s.

DeMille ya había dirigido «Los diez mandamientos» en 1923, en blanco y negro y muda. Ahora volvía a hacerlo con cámaras VistaVisión y en Technicolor. Con una duración de casi cuatro horas (220 minutos) y parte del rodaje en Egipto.  El resultado: una película espectacular, enormemente rentable (costó 13 millones de dólares y su recaudación está por encima de los 80) y tan sólo un Oscar a los efectos especiales.

Con una presentación suntuosa que incluye obertura, intermedio y final musical con la banda sonora de Elmer Bernstein y la asombrosa presencia del propio Cecil B. De Mille saliendo de unas cortinas como de teatro y explicando al público lo que van a ver.

Lo primero que me sorprende al volver a verla es lo engañosa que es. Las escenas de grandes masas se reducen a dos ocasiones: la salida de Egipto y el cruce del Mar Rojo, el resto de la película son escenas prácticamente íntimas con dos o tres personajes hablando. La impresión es que los diez mandamientos es un excusa para hablar de un triángulo amoroso. Se dedica casi media cinta a narrar unos supuestos hechos de la juventud de Moisés, inventados, que es lo que sustenta toda la historia. Moisés crece en palacio como hijo de la hermana del Faraón Sethi y compite con Ramsés, el hijo del propio Faraón,  por lograr el trono y la mano de Nefretiri que es la hermana de Ramsés (circunstancia que queda poco clara para que no sea evidente el incesto). Esta competencia entre pseudoprimos frente al Faraón y la princesa y el descubrimiento de que Moisés no es hijo de la hermana del Faraón, sino de esclavos y su posterior caída en desgracia, es lo que verdaderamente sustenta la historia de la película. Todo lo demás es un más a más.

Esta tensión entre los tres personajes está magníficamente representada por Charlton Heston como Moisés, Yul Brynner como Ramsés y Anne Baxter como Nefretiri (con un vestuario espectacular). Hábilmente hay el apoyo de otros contrapesos actorales como Edward G. Robinson como el malo entre los suyos, y la pareja joven Debra Paget y John Dereck como Joshua, entre otros.

Se trata de una gran película que merece el puesto de honor que ocupa en la Historia del Cine, por su gran esfuerzo de producción, resultado y vocación de convocar a grandes masas para verla y satisfacerlas tanto si esperan ver una representación religiosa o simplemente una historia de amor y odio, de esas que siempre funcionan.

Anexo
Con la facilidad con la que se suelen inventar cosas de éste u otro personaje bíblico, es sintomático que nunca se represente a Moisés tal como era, tartamudo o «torpe de palabra», de forma que al comentárselo a Yahveh que él no podría hablar con el Faraón por su imposibilidad verbal, Dios (en lugar de obrar un milagro y curarlo) le sugiere que sea su hermano Aarón quien hable por él. (seguramente para evitar que Moisés no se creyera en exceso el papel de libertador ¿?, digo yo)

Gottes machtige Dienerin, 2011 (TV serie)

«Gottes machtige Dienerin«

Markus Rossenmüller
Alemania, 2011

Mini TV serie de 180 min.

El por qué la noche de fin de año la he dedicado a ver esta especial (católica y religiosa) mini TV serie, me parece un misterio ( de la que además no recuerdo cómo la han titulado en castellano y para encontrar el título original me ha costado lo mío). Seguramente para huir de las previsibles emisiones televisivas habituales. Aunque también podría haber puesto un DVD cualquiera. O se trata de ver la televisión y dedicarse a lo más raro que encuentras.
Por alguna razón me ha enganchado. Por el argumento, por el contenido, no sé. Sin embargo, en conclusión me ha parecido decepcionante. Se trata de la historia de la monja alemana Pascalina Lehnerst que dedicó cuarenta años al servicio del que sería (antes y después) el Papa Pio XII. En un intento (frustrado) de rehabilitar la memoria del Papa por su (no) intervención en los hechos de la Segunda Guerra Mundial por lo que se refiere al Holocausto.
Por un lado, si se trata de la vida de la monja, no entiendo por qué la serie termina cuando muere el Papa y no cuando muere ella, bastantes décadas después, así que se queda en un cruce de la historia de la monja y la del Papa.
La historia es interesante, ya que la hermana Pascalina fue la primera mujer que vivió en las dependencias vaticanas. Entre el Papa y la monja se creó una relación de dependencia, seguramente con muchos matices, que la película apenas explora y nos presenta a dos seres asexuados que nunca se ven a sí mismos como hombre o mujer. Por otro lado, se intenta explicar que la supuesta pasividad del Pio XII se debió a su prudencia para evitar males mayores y se visualiza diferentes situaciones entre el papado y Alemania, pero lo que es más raro es que no se vea absolutamente nada de sus relaciones con el estado italiano y Mussolini.
En conjunto la serie a pesar de su largo metraje es superficial y tan sólo parece una excusa para justificar a Pio XII ante los judíos.