Yo soy el padre y la madre, 1958

«Yo soy el padre y la madre»  (Rock-a-bye-Baby)

Frank Tashlin
USA 1958

v.o.s.

A pesar de que mi deseo de revisar la obra de cómicos estadounidenses de décadas pasadas está dando un fruto bastante lamentable, en el sentido de que no me rio apenas, no me queda más remedio que continuar con el proyecto ya que tengo las películas.
 
Jerry Lewis sigue con su personaje de chico patoso pero bienintencionado y entrañable. Aquí se hace cargo de los bebés de una amiga actriz en apuros, con todo lo que puede dar de sí esta situación.
 
Destaca la filmación con una buena fotografía en colores muy vivos, aunque todo se haga en decorados. Hay algún gag elaborado como el del principio con la antena y después con la manguera. Los demás tienen que ver con bebés.
 
Como casi siempre, en estas películas de los años cincuenta nos encontramos con un comportamiento personal y social basado en la hipocresía y en el qué dirán, que fuerza situaciones incomprensibles.
 
También como casi siempre, sobran canciones.

Lío en los grandes almacenes, 1963

«Lío en los grandes almacenes»  (Who’s Minding the Store?)

Frank Tashlin
USA 1963

v.o.s.

Una de las mejores colaboraciones de Tashlin y Jerry Lewis. Lewis es el mismo chico encantador y patoso de siempre del que está enamorada una chica (Jill St. John) que en realidad es una heredera de incognito. Su madre (Agnes Moorehead) contratará a Jerry en sus grandes almacenes para demostrarle a su hija que su novio carece de cualidades, para lo cual y con ayuda del gerente (Ray Walson) se le encargarán los trabajos más complicados… y más indicados para acabar en desastre.
 
El argumento está inspirado, ya que unos grandes almacenes con todas sus secciones dan mucho juego. Los gags con abundantes y moderados, Jerry está bastante ajustado. Tiene el contrapeso de otros actores que también contribuyen a dar la sensación de una producción más compleja. Destacaría el gag de la máquina de escribir, un ejercicio de sutileza.

Caso clínico en la clínica, 1964

«Caso clínico en la clínica»  (The Disordely Ordely)

Frank Tashlin
USA 1964

v.o.s.

Otra muestra de la colaboración Lewis / Tashlin, aunque la sensación es que el director es el propio Jerry Lewis por la falta control en el ritmo y el argumento.
Jerry aquí es un celador de hospital aspirante a médico que debe de superar un trastorno de empatía con los pacientes que hace que sufra sus mismos males cuando se los cuentan y además su gran patosidad.
El problema de la película es que mezcla elementos dramáticos (la chica que ha querido suicidarse) que estorban, con otros adecuados (la crítica a la sanidad lucrativa) y además los gags son demasiado previsibles. Quizá el problema de Lewis a esas alturas de su carrera es que quisiera ser demasiadas cosas, un gran cómico, que ya lo era, buen actor, cantante, director, preocupación por las causas sociales y los niños, guapo, etc. en definitiva demasiadas cuerdas para una guitarra.
Hay algún gag bastante bueno: la nieve de la televisión y desde luego, la persecución final con gran cantidad de elementos que han sido copiados (1) y que se copiarán o ya lo han sido (las latas en el supermercado). Ya sólo por esa secuencia vale la pena verla.
*

El Ceniciento, 1960

cartel firmado por el ilustrador
Norman Rockwell

«El Ceniciento» (Cinderfella)

Frank Tashlin
USA 1960

v.o.s.

Actualización del cuento de Cenicienta en masculino y clave de comedia, de Jerry Lewis.
 
A pesar de estar dirigida por Tashlin, parece que lo esté por el propio Lewis por la incapacidad de dar el espacio necesario al resto de personajes y centrarse de forma excesiva en el cómico con resultado irregular.
 
Partiendo de una serie de aciertos, como la contratación para la madrastra de Judith Anderson (la Sra. Danvers de Rebeca), dos hijos, uno de ellos Henry Silva. La princesa, una chica italiana Anna Maria Alberghetti, cuyo físico está entre Pier Angeli y Audrey Hepburn, cuya mejor cualidad era que cantaba y aquí no la dejan cantar y además Jerry Lewis sí que canta (innecesariamente). Que el hado madrino es Ed Wynn, con una nariz roja con lo que parece un borracho. Que aparece momentáneamente la orquesta de Count Basie, como de una manera forzada y sin sacarle provecho. Que el cartel de la película estaba firmado por el gran ilustrador Norman Rockwell.
 
Todos estos aciertos apenas lucen, sepultados por las gracias de Lewis que no siempre funcionan. Hay momentos bastante buenos, como la cena, la bajada de escalera o el baile, pero, en general predomina la sensación de infrautilizar el material en general.