«El caso de Thomas Crown» (The Thomas Crown Affair)
Norman Jewison
USA 1968
v.o.s.
Aunque yo entonces no supiera apreciarlo debidamente, las películas con Steve McQueen dentro tenían una gran repercusión en su momento y también ahora. Realmente no era cuestión de interpretación, era y es una cuestión de estilo, era un tio muy estiloso.
«El caso de Thomas Crown» se ha llevado a la pantalla en dos ocasiones: ésta y un remake en 1999 con Pierce Brosnan y Rene Russo. Resulta muy curioso comparar las diferencias, porque hay un mundo entre ellas.
A mí me gusta más la primera, a pesar de sus defectos. El primero es la propia historia, que si le quitamos las luces de colores resulta bastante repugnante y en algún momento lo admiten: un hombre multimillonario (Steve McQueen), porque se aburre, atraca un banco y se lleva el dinero a Suiza. La compañía de seguros moviliza a una guapísima investigadora (Faye Dunaway) para recuperar el botín. Ella no duda en secuestrar incluso a un niño para sus planes.
El argumento es éste y no hay por donde cogerlo para que sus protagonistas sean nuestros héroes, pero la película hace una maniobra de distración y todo esto queda en segundo plano. Lo que vemos es una pareja superguapa, una fotografía estupenda, una banda sonora muy bonita de Michel Legrand, estilo, superlujo, etc. Aparte de un diseño a base de escenas partidas simultáneas que era novedoso. Ahora bien, el final es coherente y es de agradecer.
Por contra, en el remake se roba un cuadro, y es más evidente la necesidad de juego, por lo que el millonario es menos repulsivo. Rene Russo se esfuerza de forma casi ridícula en ser más sexy que Faye Dunaway y el final está a la altura de un público poco exigente que no puede soportar los finales no felices.