Un extraño en el paraíso, 1955

MV5BZDIwNjk0MGItNWZmOC00ZDZlLWJkM2QtNzUwNDM3MGEzZDc2L2ltYWdlL2ltYWdlXkEyXkFqcGdeQXVyNjc1NTYyMjg@._V1_SY1000_CR0,0,666,1000_AL_«Un extraño en el paraíso»

(Kismet)

Vincente Minnelli, Stanley Donen

USA 1955

v.o.s.

Durante el periodo en el que no he reseñado nada he visto montones de películas, por lo menos cada día una y sin ganas de comentarlas. Ésta tampoco debería hacerlo por lo destructivo que será, pero es para que no se me olvide.

Se trata de un musical horroroso del que no puede salvarse nada. Ambientada como si fuera «El ladron de Bagdag» todas las alusiones a la región son tan desafortunadas que sería imposible reponer la obra o hacer un remake. El color malo, el vestuario fatal, los actores de opereta insoportables, entretenimiento cero, historia infame, coreografía ultrapasada de moda, canciones inexistentes salvo la canción que da título a la película en español.

Ya hace tiempo que he descubierto que no me gustan los musicales (antes pensaba que sí), pero no es necesario someterse a tanta tortura. No sé ni cómo he podido soportar verla hasta el final.

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Dos en la carretera, 1967

«Dos en la carretera»  (Two for the Road)

Stanley Donen
Reino Unido 1967

v.o.s.

Un matrimonio (Albert Finney y Audrey Hepburn) en la treintena y bien situado se siente al borde de la ruptura. Un viaje en coche servirá de recuerdo para todos los demás viajes que han hecho juntos y que han marcado las etapas de su relación.
Es una película magnífica. Ya desde los títulos de crédito de Maurice Binder y la música de Henry Mancini. Después hay que destacar el espectacular trabajo de montaje, ya que continuamente vamos atrás y adelante sin que nos cueste trabajo situar el momento, todo ello gracias a los cambios de coche, así como el vestuario y peinado de Audrey Hepburn.
Creo que es una cinta maravillosa que he visto muchas veces y siempre con el mismo entusiasmo. Sería una película perfecta y una obra maestra si no fuera por el sustrato de la historia. En teoría estamos ante una historia de amor que se supone ha de acabar bien. El problema es que la óptica de la relación amorosa es de 1960 que tenía graves deficiencias de asignación de roles, aunque entonces no lo viéramos.
Tal y como está explicada la relación matrimonial tenemos a una chica que se enamora de un joven recien licenciado sin recursos. Él no siente ningún interés por ella, pero las circunstancias los juntan y él se aviene a tener una aventura. Ella no se conforma y quiere casarse a pesar de que él no está seguro de la relación, pero es un joven sin complicaciones y se deja llevar. Una vez casados, como ella no tiene ni oficio ni beneficio han pasar al siguiente nivel: un hijo. A todas estas él a rastras. Ella quiere que su marido triunfe, pero ningún incoveniente derivado del éxito. Todo el tiempo le está marcando las pautas. En definitiva un incordio. Eso sí, guapa como la Hepburn. Estarían mucho mejor separados, a menos que consideren que discutir todo el tiempo los llena de vida.

Movie Movie, 1978

«Movie Movie«

Stanley Donen
USA 1978

v.o.s.

El genial director de «Cantando bajo la lluvia» Stanley Donen nacido en 1924 no está muerto. Pero desde hace bastante años no dirige. Esta película de 1978 es casi de las últimas y la verdad es que se trata de un proyecto extraño. Yo diría que ni se estrenó en España en su momento.
Con la excusa de rendir homenaje a los programas de cine doble y al cine de los años treinta nos presenta una cinta en la que hay dos películas distintas y un extenso trailer de una tercera. La primera es una película típica de boxeador y la segunda un musical con reminiscencias de «La calle 42».
Se trata de un curioso experimento que puede ser divertido, a medio camino entre el homenaje y la parodia, que si hubiera estado dirigido por otro director tendría un pase, pero siendo Stanley Donen no tiene demasiada explicación que ruede material muy por debajo de lo que ya hemos visto de él.

Arabesco, 1966

«Arabesco»  (Arabesque)

Stanley Donen
USA 1966

v.o.s.

Casi toda la filmografía de Donen es interesante, además es vital, colorista, con un punto siempre de alta comedia.
Intriga internacional con los árabes de por medio, un profesor de egiptología (Gregory Peck) y una guapa mujer misteriosa (Sophia Loren).
El argumento se mueve más en el sentido mostrar una intriga sofisticada y elegante, que en dotar de sentido el contenido. Se ruedan escenas que tienen una intención casi al margen de la película: la escena de la ducha, las persecuciones, etc…  Pero es cierto que funciona bastante: Sophia Loren está extraordinariamente bella, con un vestuario de Christian Dior espectacular y Gregory Peck muy simpático. Se nota que entre los dos hay buen feeling y beneficia la cinta.
Donen hace un marcado uso de los espejos y la imágenes reflejadas. Vale la pena fijarse. Los títulos de crédito son de Maurice Binder y la música del mi siempre querido Henry Mancini.

Charada, 1963

«Charada»  (Charade)

Stanley Donen
USA 1963

v.o.s.

Deliciosa película del gran admirado director Stanley Donen que suelo mirar cada cierto tiempo.
El argumento es un thriller tratado en clave de comedia, cuya combinación es clave para que la historia funcione maravillosamente. El guión de Peter Stone tiene unos diálogos divertidos y la historia es muy entretenida.
A pesar de la diferencia de edad entre Cary Grant y Audrey Hepburn, de la que hablan frecuentemente los dos personajes entre sí, la pareja funciona porque, sobre todo, ellos estaban muy a gusto y encantados de trabajar juntos. Hay una cierta colección de secundarios que arropan la función de la forma apropiada.
Rodada, afortunadamente en Francia y París con esa sensación de verosimilitud que se agradece, tiene además unos bonitos títulos de crédito y la siempre maravillosa música de Henry Mancini.

Cantando bajo la lluvia, 1952

«Cantando bajo la lluvia»  (Singin’ in the Rain)

Stanley Donen, Gene Kelly
USA 1952

v.o.s.

Esta producción de la Metro-Goldwyn-Mayer rodada en un esplendoroso Technicolor puede considerarse sin ningún género de dudas, uno de los mejores musicales de todos los tiempos. Dirigida por un primerizo, pero de demostrada valía en musicales, Stanley Donen y con la asistencia de Gene Kelly. En la producción, el gran artífice de los musicales de la Metro, Arthur Freed.
La acción de la película se sitúa en el momento que Hollywood tuvo que adaptarse al cine sonoro. Una pareja de astros del cine mudo, Don Lockwood (Gene Kelly) y Lina Lamont (Jean Hagen) deben de ajustarse con desigual fortuna al cine sonoro. Mientras una chica (Debbie Reynolds) le roba el corazón a Don y su voz se prestará a que Lina pueda hablar y cantar. Junto a ellos, el amigo simpático de Don, Cosmo Brown (Donald O’Connor).

Las canciones pertenecen casi todas al periodo de 1929, con las que se crean los números musicales para esta cinta. Hay un gran trabajo de coreografía, grandes interpretaciones, números musicales soberbios e inolvidables, un despliegue de medios inimaginable, una gran fotografía, guión y dirección.

Es una película de la que se puede estar hablando durante horas: de todas la anécdotas del rodaje que fue especialmente duro, no ya para una debutante como Debbie Reynolds que no sabía bailar y tuvo que aprender a marchas forzadas durante el rodaje, sino incluso para un experimentado Donald O’Connor que fue sometido por Gene Kelly a un rendimiento casi excesivo y que le dejó mal recuerdo.

En cuanto a las voces, que de alguna manera ejemplifican el propio significado de la cinta, hay que señalar que la actriz Jean Hagen (Lina) tenía una hermosa voz, por lo que en realidad no la dobla Debbie (Kathy) sino que se dobla a sí misma. Y en cuanto a las canciones, las dos actrices fueron dobladas por otra cantante, porque aunque podían hacerlo, se consideró mejor.

No quiero dejar el comentario sin mencionar la inolvidable presencia de la bailarina Cyd Charisse en el número «Melodía de Broadway», en lo que sería su primera aparición estelar.

Ver entrada aparte con detalle momentos estelares

Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 10 en 1998
puesto 5 en 2007

Bodas reales, 1951

«Bodas reales»  (Royal Wedding)

Stanley Donen
USA 1951

v.o.s.

Una pareja de hermanos (Fred Astaire y Jane Powel) bailarines estadounidenses que trabajan en musicales, trasladan la obra a Londres con motivo de la boda real, donde además encontrarán el amor.
Los números musicales son en teoría parte del propio espéctaculo de la pareja protagonista. Hay otras tres piezas separadas que son lo mejor de la película, por otro lado, poco interesante y necesitada de una restauración urgente, que son: el baile con el barco moviéndose, el número de Fred Astaire con el perchero, y el siempre fascinante baile por la habitación en sus cuatro paredes, que sólo por ellos vale la pena ver la cinta.
Una producción de Arthur Freed para la Medro, con bailes del coreógrafo Nick Castle (1910-1968)

Siete novias para siete hermanos, 1954

«Siete novias para siete hermanos«
(Seven brides for seven brothers)

Stanley Donen
USA, 1954

Me disponía a contemplar unos diez minutos; hasta que cortaran para la publicidad, y así recordar esta encantadora película de mis infancias, totalmente convencida de que estaría obsoleta y sería totalmente invisionable.

Cual ha sido mi sorpresa al comprobar que la cinta se deja ver con agrado. Sobre todo por un motivo totalmente inesperado; la tensión sexual. Ya desde el primer momento ver a esa inmensidad de hombre que era Howard Keel paseando por el pueblo buscando una mujer, es de lo más estimulante. Una vez encontrada, la lleva a su casa con sus siete hermanos hechos unas fieras y que parecen no haber visto nunca una mujer (Blancanieves y los siete enanitos ¿?). Me preguntaba si la aparente grandiosidad hombril de Howard Keel frente a Jane Powell, que le llega por decirlo de una forma poética a la altura del corazón, era artificial, pero no: Keel medía 1,93 cm. y Jane 1,54 cm.

Yo antes pensaba que me gustaban los musicales, hasta que un día descubrí que no, que en realidad me molestaba bastante, que así sin más ni más, se pusieran a cantar. Sin embargo, en esta película y a pesar de que las canciones son un poco ñoñas y están cantadas con voz de ópera, se pueden soportar. La coreografía no es fácil y esta muy bien.

El director Stanley Donen siempre me depara buenas sorpresas, consigue que sus películas aguanten. En conjunto está bastante bien, pero ahí donde está, no para hacer remakes.