«Ladrón de bicicletas» (Ladri di biciclete)
Vittorio De Sica
Italia 1948
v.o.s.
La película está considerada una de las obras cumbres del neorrealismo italiano y de la historia del cine.
Rodada en blanco y negro, con actores aficionados y casi toda ella en la calle. Trata de unos pocos días en la vida de un hombre pobre y sin trabajo, casado y con dos hijos. El primer día encuentra trabajo, pero necesita la bicicleta que tiene empeñada. La desempeña a cambio de otros enseres que necesita, y puede empezar a trabajar como colocador de carteles en la calle. Le roban la bicicleta. Busca la bicicleta junto con su hijo pequeño como si bajara a los infiernos y se enfrentara con toda clase de encuentros y situaciones peculiares o desoladoras. Desesperado decide robar una, pero lo atrapan. Lo dejan por pena del niño y ambos vuelven a su casa con las manos vacías.
Vittorio de Sica no es el mejor considerado de los directores del movimiento neorrealista. Seguramente se le acusa de cierto sentimentalismo que me recuerda a Chaplin. Sin embargo en el caso de Chaplin hay una clara manipulación para que nuestros sentimientos confluyan básicamente hacia un personaje, él mismo=Charlot. Mientras que en De Sica los sentimientos se desparraman entre casi todos los personajes, entre los héroes y los malvados, ya que la mirada es siempre tierna y comprensiva hacia las debilidades y circunstancias de los seres humanos. Los que salen peor parados no son los malos, sino los indiferentes.
Con guión de Cesare Zavatini, la película está llena de detalles que precisan de una visión reposada y más de una vez para apreciarlos. Los personajes, hasta los más pequeños, están contruidos con precisión y bastan unas pocas palabras para definirlos y situarlos. Casi todos, o puede que todos los actores son no profesionales. Destaca, por supuesto los dos protagonistas, el padre y el hijo. Lamberto Maggiorani=Antonio defiende un papel difícil porque no es simplemente un hombre pobre y bueno, sino que está lleno de matices y algunos de ellos son bastante negativos, ya que parece bastante patoso, con poca paciencia y menos luces, pero resulta profundamente real y humano con sus defectos. El niño Bruno está interpretado por Enzo Staiola y fue escogido por De Sica por su forma de caminar (fue un casting en general en el que sólo le importaba la forma de caminar). Se trata de esos niños viejos típicos de países pobres que deben de crecer y espabilarse a la fuerza. Que con unos doce años ya trabaja en un gasolinera y tiene que aguantar todo el día con un bocadillo de tortilla. Por supuesto que nos roba el corazón con su madurez temprana, sus torpezas y querer acompañar y defender a su padre por encima de todo.
Cinta inolvidable y de obligada visión.
|
Vittorio De Sica (Italia, 1901-1974) |