«Toro salvaje» (Raging Bull)
Martin Scorsese
USA 1980
blanco y negro / v.o.s.
Me siento muy contrariada cuando una película que está considerada una obra maestra no me gusta. Me hace pensar que ese idilio que mantengo con el cine es algo frágil y nuestra ruptura está a la vuelta de la esquina.
«Toro salvaje» está considerada casi la mejor película de los ochenta y desde luego una de las mejores de la historia del cine. Ocupa la posición número cuatro en la lista del Amercian Film Institute del 2007.
Sin embargo, ha sido una pequeña tortura verla. No me gusta el boxeo y apenas soporto el cine de mafia. Martin Scorsese no es uno de mis directores favoritos y Robert De Niro pienso que está sobrevalorado, aunque puntualmente ha hecho cosas que están muy bien. Los dos dieron lo mejor de sí mismos en «Taxi Driver» pero en «Toro salvaje», todo me parece discutible.
Basada en el libro autobiográfico, Scorsese filma la historia de Jake La Motta, boxeador de los pesos medios que triunfó en los años cuarenta, llegando a ser campeón mundial. La atención se centra en la etapa de adulto. No conocemos ni sus orígenes, ni su infancia y muy pocas cosas de su entorno. No es hasta después, que te das cuenta de lo poco que se cuenta sobre la vida del boxeador. El filme se centra básicamente en sus peleas en el ring y después en diversos episodios casi todos de índole paranoica: relacionados con su carácter, su hermano y su mujer, pero poco más. Hay un apéndice sobre su curiosa dedicación al mundo del espectáculo en forma de monólogos clásicos y cómicos.
Es decir, que te tragas toda la cinta con todo su contenido de violencia gratuita y desagradable y al final te das cuenta que no conoces al personaje principal. No lo conoces porque Scorsese no ha querido mostrarlo. Lo que nos muestra es un calco de sus peleas, rodadas en ficción por él. Así como destellos de la vida en el barrio humilde de Nueva York (Lower East Side/Little Italy), el mismo para La Motta y Scorsese. Ver cómo se pelea y maltrata a todo el mundo no es ningún ejercicio de aproximación.
En cuanto a la interpretación de Robert De Niro es memorable y por ello del dieron el Oscar. Se suele
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Robert de Niro como Jake La Motta |
destacar el aumento de peso. Desde luego es increíble que engordara tanto y después adelgazara. Destacaría como se preparó para las peleas (con el mismísimo La Motta) y su capacidad de improvisación, pero bien mirado, no es una buena interpretación en el sentido que te transmite a un personaje vacío. Destrás de toda esa parafernalia interpretativa, no hay nada, ni nadie. Y eso es un fallo. Sí, a mí también me impresiona, por ejemplo, la escena de cuando está arreglando el televisor, hablando con su hermano y comiendo un bocadillo. Pero son fuegos artificiales.
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Jake La Motta (de joven y de mayor) |
Además lo he confirmado por otra vía. Resulta que el DVD viene acompañado con una serie de extras. En uno de ellos se entrevista a la oscarizada montadora de la película, Thelma Schoonmakewr, y a Jake La Motta en persona. Entonces te das cuenta de que De Niro no ha sabido captarlo. La Motta en persona es un ser patético y conmovedor. Cuando recita el famoso párrafo de «la ley del silencio» es, genial ¡por Dios!, es otra cosa, es lo que tendría que haber sido la película y no ha sido.
Es cierto que Scorsese hace un gran trabajo cinematográfico desde un punto de vista técnico, sobre todo en la sublimación de las peleas en en el ring, pero todo lo demás lo encuentro carente de profundidad y emoción.
Anexo
Después de ver «Toro salvaje» tienes la sensación de que todos ellos: Scorsese, la Motta y de Niro están pensando en «La ley del silencio» (On the Waterfront, 1954, Elia Kazan), Scorsese en la película y los demás en Marlon Brando. Desde luego hay muchas referencias cruzadas entre las dos. «La ley del silencio» (que comentaré mañana) tiene una historia distinta, pero ambas hablan de Nueva York, la mafia, un hermano, un boxeador que pierde un combate, un personaje negativo que acaba teniendo su redención.
De Niro no quiere imitar a Brando y hace otra cosa y no queda nada porque no hay alma. Jake la Motta dice el monólogo, imitando a Brando y trascendiéndolo magníficamente porque lo ha vivido y puede expresar esa emoción.
Yo no pienso que «la ley del silencio» es mejor que «Toro salvaje». Buscando un simil literario creo que la película de Scorsese es como James Joyce y la de Kazan es como Dostoyevski. Toro salvaje es una película mucho más moderna y estílisticamente más atractiva. En La ley… todo está masticado y en Toro… sugerido.
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 24 en 1998
puesto 4 en 2007