Horizontes perdidos, 1937

«Horizontes perdidos»  (Lost Horizon)

Frank Capra
USA 1937

v.o.s.
blanco y negro

Basada en la popular novela de James Hilton del mismo nombre y publicada en 1933.
Con el mundo a las puertas de una nueva guerra, un diplomático inglés (Ronald Colman) evacua a los últimos occidentales en un aeropuerto de China (los chinos que quieren huir se quedan en tierra y que les pase lo que Dios quiera). El avión es desviado de su ruta y sus pocos pasajeros llegarán a un lugar perdido en los Himalayas y el tiempo: Shangri-La, donde la gente es feliz y no envejece.
Todo esto parece muy bonito y muy del estilo que le gustaba a Frank Capra, pero no soporta ni el más nínimo análisis:
Shangri-La es un lugar maravilloso para los blancos. Allí la sociedad parece estar dividida entre los amos blancos y los sirvientes nativos locales, que no tienen queja porque están mejor de lo que estarían en cualquier caso. Pero es una sociedad clasista. Además cambian oro por bienes materiales típicamente occidentales como cuadros y objetos varios de nula necesidad en ese ambiente. Por otra parte, ese oro que poseen al parecer no es objeto de deseo por nadie.
El diplomático inglés es pacifista y la contemplación de Shangri-La lo reafirma en sus posiciones. Lo que nos lleva al pacifismo inglés que a Hitler le iba de perlas y fomentaba. La cuestión era que todos debían abogar por la no lucha, menos él que ya se lo mendendaría todo sin oposición. Por lo que era una tesis muy espinosa. 
Todo muy bonito, pero muy manipulador también con sutil ideología faszoide.

Juan Nadie, 1941

«Juan Nadie»  (Meet John Doe)

Frank Capra
USA 1941

v.o.s.
blanco y negro

Durante la depresión americana, un periódico cambia de dueño y muchos empleados van a la calle. Una periodista (Barbara Stanwyck) como protesta ante la pérdida de su trabajo publica en su última columna una supuesta carta de un ciudadano, John Doe, que debido a los males que asola el país, amenaza con suicidarse en una fecha determinada. Ello causa un gran revuelo, por lo que su jefe decide conservarla y llevar a cabo un plan para crear una historia que mueva las ventas del diario.
De entre todos los desempleados que prueban para encarnar al supuesto suicida, escogen a un ex jugador de béisbol lesionado (Gary Cooper) que acabará convirtiendo el fraude en un gran movimiento ciudadano de protesta. Pero, hay poderes que desean sacar provecho de ese caudal de votos.
Largometraje en la total línea del director, dónde se nos dice que el verdadero poder está en el pueblo y en sus héroes anónimos. Como siempre en el cine de Capra y por las fechas, todo tiene también un tufillo faszoide, aunque parezca que lo critique.
En su contra, podríamos decir que administra los elementos de una forma primitiva y simple para lograr sus resultados y por otra que, lo hace muy bien y que Gary Copper siempre sabe encarnar a la perfección el ideal estadounidense.
Se agradecería una restauración, ya que la copia era bastante mala.

Sucedió una noche, 1934

«Sucedió una noche»  (It Happened One Night)

Frank Capra
USA 1934

v.o.s.

Comedia que supuso un éxito extraordinario en su momento. Se llevó cinco Oscars: mejor película, actor, actriz. director y guión.
Y ciertamente se lo merecía. Parece una comedia rodada en estado de gracia por todos sus compenentes. La inspiración en la dirección, una historia apropiada para el momento de la gran Depresión americana, un Clark Gable pletórico de simpatía y acierto, una Claudette Colbert que sabe acompañar al protagonista, etc.
Se conserva estupendamente bien y da gusto verla.
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 35 en 1998
puesto 46 en 2007

Qué bello es vivir, 1946

«Qué bello es vivir»  (It’s a Wonderful Life)

Frank Capra
USA 1946

v.o.s.

Curiosamente esta película tuvo poco éxito cuando la estrenaron, hacía poco que la guerra había terminado y el público consideró que era deprimente. Sin embargo, con los años y debido a un olvido en la renovación de permisos de exhibición, la cinta quedó libre de trabas administrativas para que la televisión la proyectara sin pagar. De tal manera que empezó a televisarse con frecuencia y al mismo tiempo a aumentar su popularidad, hasta convertirse en un clásico imprescindible y de emisión obligada en Navidad (ya que la acción clave y el final sucede en esa época del año).
cartel de la época
A mí que no me gusta especialmente el cine de Capra, considero que esta película es la mejor de las que puedo recordar. Es una obra rotundamente redonda. Tiene su exceso de entrañabilidad, pero de alguna manera es necesario para la historia. Me recuerda a «Un cuento de Navidad» (A Christmas Carol, 1843) de Charles Dickens, señalando a la Navidad como un momento propicio para hacer balance de nuestras vidas e intentar aprovechar lo que quede por vivir. Tanto Un cuento de Navidad como Qué bello es vivir hablan más de cómo deseamos que sean las cosas, que cómo son realmente. 
Que tanto Capra, como James Stewart entre otros, acabaran de llegar de la guerra. Se nota en una gran emoción en el reencuentro con el mundo hogareño que retrata la película, que era el que de alguna manera los excombatientes esperaban reencontrar. El lema podría ser: La vida puede ser dura, pero también maravillosa
Esta emoción por parte de todos deja una gran huella en el filme. Creo que también es el mejor papel de James Stewart al que podemos acompañar y creer absolutamente. No quedan por debajo, ni Donna Reed que parece realmente enamorada o Lionel Barrymore o Thomas Mitchel.
Lo que hace que la película perdure y no envejezca es su gran sinceridad en los sentimientos, el anhelo de un determinado mundo ideal y unas interpretaciones convincentes y fabulosas.
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 11 en 1998
puesto 20 en 2007

Arsénico por compasión, 1944

«Arsénico por compasión» (Arsenic and Old Lace)

Frank Capra
USA, 1944

Cada vez soporto menos el cine de Frank Capra. Ese interés en que sus personajes resulten cómicos y entrañables o excéntricos y entrañables, me irrita.

Esta película está extraordinariamente bien considerada (IMDb con un 8,1 sobre 10), pero al poco de verla ya estaba cansada. Todo es muy artificial y teatral; puertas que se abren y puertas que se cierran, gente entrando y gente saliendo. Aparentemente Cary Grant está muy gracioso, no para de poner caras, pero demasiado histriónico. El hecho de que se pase casi toda la película intentando meter a su hermano Teddy en el manicomio «como solución al problema» es de lo más exasperante.

Lo mejor de la película es de largo la presencia de Raymond Massey y Peter Lorre que no hacen ni de cómicos, ni de excéntricos y por supuesto ni de entrañables. Así como, la siempre estimulante aparición de mi apreciado Edward Everett Horton.

Vive como quieras, 1938

«Vive como quieras«
(You can’t take it with you)

Frank Capra
USA, 1938

En esta película Capra critica en un momento dado la existencia de multitud de «ismos» como suelen hacer los protagonistas de «ismos» sin darse cuenta que ellos también lo son. El «caprismo» como todas las ideologías por muy bien fundadas que estén siempre dan algo de miedo.

Película simpática, con carismáticos intérpretes, con el persistente perfume de una forma de ver la vida. (Los negros son los criados y un poco simples)

Sin embargo, hay algo que me ha llamado poderosamente la atención. Últimamente en las películas clásicas que veía, me preguntaba si había perdido la posibilidad de percibir lo que en su momento fueron adelantos en narración fílmica. Es difícil darse cuenta que en la película «Ciudadano Kane» por primera vez está filmado el techo, todas las películas hechas después han asumido el recurso. Es por lo que en «Vive como quieras» me han sorprendido dos tomas:

1- Cuando el magnate interpretado por Edward Arnold entra en su edificio de oficinas, sus subordinados espantan a la prensa para que no se acerque y les dicen que está muy ocupado, entonces la cámara enfoca la escena desde arriba y percibimos la importancia del financiero.
2- En una sala de juntas, el magnate escucha a su oponente arruinado y derrotado sus explicaciones. La cámara está situada detras del oponente. Lo importante es lo que dice, no quien lo dice.

Me han maravillado estos dos hallazgos de narrativa visual.