«El club de la lucha» (Fight Club)
David Fincher
USA 1999
v.o.s. / v.d.
Seguramente debe de ser verdad que hay películas para tíos y para tías. El club de la lucha pienso que es claramente una de ellas, porque se me hace muy difícil comprender las peleas por deporte, ni como liberación de nada.
He visto la película tres veces. La primera cuando la estrenaron. Me impactó su diseño visual y las soluciones narrativas (cómo se amuebla con Ikea, por ejemplo) y me quedó una sensación de innovación. Ahora he vuelto a verla dos veces, una en versión original y otra doblada, ya que las parrafadas son muy largas y al fin y al cabo la vocecita de Edward Norton no es una maravilla.
Me sigue gustando la presentación visual y la música. Los dos actores principales para mí han perdido mucho con el tiempo: Brad Pitt no me entusiasma, aunque estos papeles atropellados le van bien, y Edward Norton se ha desperdiciado bastante últimamente, básicamente desde que empezó a desvariar: veáse «En el valle» o «Hulk», o a intervenir sin aparecer, como en «El reino de los cielos» y otras participaciones fugaces.
En El club, el argumento tiene multitud de aspectos, pero sustancialmente: en uno se nos muestra la realidad del personaje y sus paranoias, que me parece extraordinario. Y por otro la salida en el mundo de la lucha y la creación de un ejército desestabilizante social que es más controvertible. Pienso que el cuestionamiento de «lo material» y de lo que hacemos con nuestras vidas es mucho más oportuno ahora en 2013 con la crisis a cuestas, que en 1999 a lomos de la burbuja. De alguna forma, películas como ésta tendrían que estar proliferando en estos momentos, si no fuera porque somos una sociedad anestesiada por los juguetes electrónicos.
Esta salida a través de la lucha, aparte de ser desagradable e inútil, tiene como base una mentalidad nihilista que entronca peligrosamente con las ideologías tanto de extrema izquierda como extrema derecha, que contra más extremas, más se parecen, y que recuerda a otra película en este sentido similar: «V de vendeta» (2005), que juegan con unas ideologías confusas.
En muchos aspectos la película es brillante y comprendo que sea de culto. Pero no estoy de acuerdo con la mistificación del sufrimiento inútil. Es cierto que el sufrimiento eleva el espíritu y hay sufrimientos o esfuerzos positivos, como el logro de una meta personal, la superación de las situaciones, escalar una montaña o similares retando a tu cuerpo, intervenir en el socorro de los demás con peligro de tu propia vida (bomberos, artificieros, etc.)… y otros sufrimientos o destrucciones personales como pegarse, drogarse o conducir en dirección contraria, que seguro hacen «volar», pero son banales y absurdas. Si alguien quiere de verdad tener un subidón: que vaya a desactivar minas antipersona, seguro que «vuela».