«Raíces profundas» (Shane)
Georges Stevens
USA 1953
v.o.s
Shane es un magnífico western con una voluntad mítica que logra plenamente sus objetivos.
Personalmente no me gusta demasiado el western, sólo dos o tres títulos (Los siete magníficos, Shane y Grupo Salvaje). Tampoco me atrae el subtema de ganaderos contra granjeros o la vida cotidiana en el Oeste. Sin embargo, Shane es una excepción. Se trata de un trabajo de Georges Stevens marcado por el deseo de hacer una obra meticulosa y detallista, con atención a los mil detalles que aparecen, de ser realista (ver el vestuario), de trascender el tiempo y de un profundo respeto por el público, que sabría apreciar (una y otra vez) el inmenso cuidado con el que están tratadas todas las escenas y personajes.
El argumento es simple: en un valle idílico del Oeste viven varias familias de granjeros que han alambrado sus granjas, en perjuicio de un ganadero que ve obstaculizado el paso de sus reses a los pastos y al agua. El ganadero pretende por las buenas o por las malas hacerlos marchar. Shane (Alan Ladd) un pistolero, cruza las tierras de la familia Starret: el padre, Joe/Van Heflin, la madre, Marian/Jean Arthur y el pequeño Joey/Brandon De Wilde. Inmediatamente el niño queda fascinado por Shane. Ante las circunstancias de conflicto, Shane dedice quedarse con los Starret como trabajador y fantasea con abandonar las armas.
Se suceden diversas situaciones en las que los sentimientos y las personas evolucionan, peleas, celebraciones, conocemos mejor a todos los personajes: los malvados que tienen sus razones y alguno hasta cambia de bando y los pacíficos granjeros, con sus familias y peculiaridades.
Finalmente hay el tiroteo final en el saloon y Shane incapaz de escapar de su destino de pistolero se marcha, tal y como había venido, hacia las montañas.
Cuando sabemos que (hay un audio en el DVD con Georges Stevens jr. y Ivan Moffat -productor que comentan toda la película) estaban previstos otros actores completamente distintos como: Montgomery Clift para Shane, William Holden para Joe Starret y Katharine Hepburn para Marian, nos llevamos las manos a la cabeza y pensamos que hubiera sido una película muy distinta y ya es imposible pensar en un «Shane» que no sea el que es.
Alan Ladd (1913-1964) era un actor no de primera línea, pero era importante, participó en 98 películas. Al parecer lo más destacable de él era su estatura: 1,68 lo que se consideraba muy bajito y hacía que los directores hicieran equilibrios para que no se notara. Cuando le preguntaron durante el rodaje que le parecía el director: comentó que estaba contecto porque le dejaba espacio para sus pausas. Alan Ladd decía que él sabía que no era muy buen actor, pero que las pausas se le daban muy bien. Y es absolutamente cierto. En cualquier caso, no puedo imaginarme otro Shane que no sea Alan Ladd.
La protagonista femenina es Jean Arthur que en ese momento tenía 50 años, aunque en pantalla parece que tenga 30 y esté algo envejecida por su forma de vida. Interpreta fabulosamente su personaje que tiene muchos matices: como el ir arreglandose más a medida que avanza el filme por influencia de la presencia de Shane. Tiene una voz preciosa y sentimental muy apropiada para su papel.
En cuanto al resto del elenco de actores: el marido Van Heflin perfecto. El malvado Jack Palance un malo a recordar. Todos los secundarios en general están perfectos. El niño Brandon De Wilde tiene una intervención difícil pero visto en versión original gana mucha ternura. De Wilde participó en 40 títulos y falleció prematuramente a los treinta años de un accidente de coche.
Un trabajo de dirección impecable. Es casi imposible pretender que en la primera aparición de un personaje éste pueda parecer mítico, sin embargo, se consigue. En parte gracias a la música de Victor Young, con una melodía base preciosa. Luego hay acompañamientos musicales algo excesivos. Tiene bastantes escenas nocturnas que en realidad están filmadas de día «day for nigth o noche americana». Es interesante que lo que sucede se vea a través de los ojos del niño. También destacaría en la parte final cuando Joey sigue a Shane corriendo, el contrapunto con el perro corriendo también le da mucho énfasis.
La ambientación es muy verosímil, muy austera. Los trajes también muy creíbles en su desgaste y pobreza. La localización en el valle Teton en Wyoming (parque nacional) con las montañas azules y nevadas al fondo, dan un paisaje idílico y sobrio.
Hay un detalle en el argumento que al director le interesaba subrayar. Stevens había vuelto de la segunda guerra mundial muy concienciado sobre la violencia y las armas. En Shane si nos fijamos, da un visión realista de las armas. Por ejemplo: cuando disparan a Torrey, éste cae de espaldas (siempre caían hacía adelante). O el rechazo que siente Shane y lo que explica sobre ellas. O cuando el padre vuelve a entrar con el rifle y lo descarga, o que el niño no tenga acceso a la munición, o que Shane le pida a Marian que esconda el revólver de Joe para que no vaya a la cita final.
En cuanto a la violencia, toda la que aparece es muy realista. Sobresale la pelea final entre Shane y Joe en la que se subraya lo que sucede en la inquietud de los caballos y las reses, más que en ellos mismos.
En fin, una obra maestra que conserva sus valores a través del tiempo.
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Shane en la escena final (de noche) se marcha hacia las montañas… |
Película en la lista AFI. Ocupa el
puesto 69 en 1998
puesto 45 en 2007